El tema de los jueces de Casación estuvo hoy en boca de todos. La Nación salió muy fuerte a criticar a Kirchner, e incluyó una nota al juez de cámara Alfredo Bisordi, uno de los más cuestionados. No se escuchan buenas cosas de él y si -tal como trascendió por los medios- hay causas retrasadas injustificadamente desde 2003, parecería que existe motivo suficiente para someterlo a juicio político. Esta teoría se ve reforzada con el apoyo dado por el radicalismo a la idea de fletar a estos magistrados.
Sin embargo, las declaraciones del Presidente deben interpretarse en el contexto adecuado.
Por un lado, la motivación política de seguir exprimiendo la bandera de los derechos humanos. Pero más importante, la presencia y actitud del kirchnerismo dentro del Consejo de la Magistratura es lo que permite evaluar más críticamente las palabras presidenciales.
Es sabido que la intención de los cinco representantes oficialistas ante el organismo es hacerse con el control de comisiones clave. Entre ellas, la de Administración Financiera, que maneja todo el presupuesto de la Justicia Nacional.
La otra es la Secretaría General. Hace unas semanas hubo una denuncia policial del oficialista sindicalista Julio Piumato contra el actual SG por haber -supuestamente- ordenado reprimir una protesta del gremio.
Al que le quepa el sayo...
En ese contexto, las críticas a los "modos" presidenciales parece adecuada. De hecho, la Corte Suprema salió con un diplomático comunicado a retar al Presidente:
En una democracia, las formas son muy importantes. Porque el mensaje del presidente no es sólo escuchado por sus destinatarios sino por todos los demás magistrados, quienes conocen la situación del Consejo y saben perfectamente de qué son capaces los poderes de turno.
Sin embargo, las declaraciones del Presidente deben interpretarse en el contexto adecuado.
Por un lado, la motivación política de seguir exprimiendo la bandera de los derechos humanos. Pero más importante, la presencia y actitud del kirchnerismo dentro del Consejo de la Magistratura es lo que permite evaluar más críticamente las palabras presidenciales.
Es sabido que la intención de los cinco representantes oficialistas ante el organismo es hacerse con el control de comisiones clave. Entre ellas, la de Administración Financiera, que maneja todo el presupuesto de la Justicia Nacional.
La otra es la Secretaría General. Hace unas semanas hubo una denuncia policial del oficialista sindicalista Julio Piumato contra el actual SG por haber -supuestamente- ordenado reprimir una protesta del gremio.
Al que le quepa el sayo...
En ese contexto, las críticas a los "modos" presidenciales parece adecuada. De hecho, la Corte Suprema salió con un diplomático comunicado a retar al Presidente:
“Con relación a la cuestión planteada respecto de algunos jueces de la Cámara Nacional de Casación Penal, es preciso señalar que, sin perjuicio de que la conducta de los miembros de los tres poderes del Estado está sometida a controles republicanos, dicho control debe ser efectuado con mesura y equilibrio, utilizando los medios institucionalmente previstos, a fin de respetar la honorabilidad e independencia judicial”.
En una democracia, las formas son muy importantes. Porque el mensaje del presidente no es sólo escuchado por sus destinatarios sino por todos los demás magistrados, quienes conocen la situación del Consejo y saben perfectamente de qué son capaces los poderes de turno.