Gargarella y Bovino la emprenden, a mi entender oportunamente, contra el motonauta gobernador de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli (la revista 23, si la memoria no me falla, lo bautizó montonauta, en un título que sintetizaba y anticipaba el cambalache ideológico del kirchnerismo tardío). Scioli, derechoso de primera línea, está imponiendo la narrativa electoral de la próxima campaña. Dice que que las "políticas demasiado híper garantistas, híper permisivas han generado una situación que ha alterado la convivencia del orden público".
Es un discurso barato pero efectivo, que recuerda a Richard Milhouse Nixon y su discurso "ley y orden", que le permitio ganar las elecciones y llegar a la Casa Blanca en un período dónde la convulsión social había preocupado de más al electorado más bien conservador de los Estados Unidos. Se puede leer al respecto un interesante libro de Micheal Flamm llamado Law and Order: Street Crime, Civil Unrest, and the Crisis of Liberalism in the 1960´s. Claro que si trasladamos la experiencia a la Argentina, un país con tan poco apego por la ley y excesivo entusiasmo por el orden (¡hay que poner a los militares en la calle!), la política se orientará más a lo segundo que a lo primero. Es decir, más orden y menos ley. Eso es lo que el discurso de Scioli sintetiza.
Si desarrollamos el argumento, lo que Scioli propone, necesariamente, es un orden en materia de lo posible. Y si uno quisiera (hipotéticamente) ganar las elecciones en 2009 y ser presidente en 2011, lo mejor que podría hacer es, siguiendo esa narrativa de lo posible, imponer el orden. ¿Y eso cómo se hace? Simple. Se pacta con los que manejan el orden y el desorden en la Provincia de Buenos Aires, es decir, la policía. Se garantizan ciertos negocios a cambio del control de los más violentos elementos internos y externos (si es que pueden distinguirse) que construyen el desorden, se impone el terror del gatillo fácil a cambio de resultados 'concretos', se mete preso a perejiles para mejorar estadísticas que, indefectiblemente, estarán truchadas. Se paran los secuestros, detrás de los cuales está la policía. Entonces, la gente siente que hay más seguridad y que Scioli fue el que la logró. Claro, garantizando el negocio policial. Es que otro camino necesariamente lleva al desorden (ver secuestro de Bergara), y con eso no se ganan elecciones.
Scioli es order y no law. Hay que prepararse para lo que se viene.
3 comentarios:
Parecido a Macri, no?
Casi q diria q peor, Macri no tiene policia.
Por suerte...
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