Austin, dicen por ahí, es el paraíso liberal de Texas, una ciudad con una gran Universidad y una gran escuela de Leyes, dónde enseñan gente como Sanfrod Levinson o William Forbarth. Una ciudad de izquierdas en un estado de derechas. Dicen. Si el carácter abierto (digámosle) de una ciudad, se define por la cantida de comederos étnicos que tiene, entonces si. Pero francamente, la ciudad estaba medio muerta como para sentirle el rítmo, la vibra. Llegamos un miércoles. Había movimiento, una fiesta cultural de una revista, pero pocos cafes. Todo parecía lejos, una ciudad llena de altos edificios que parecen vacíos, rodados por pulcras y cuidadas veredas que no transita nadie. Todos en auto. Muchos me hablaron maravillas de la ciudad antes, y uno me dijo que era aburridísima. En el día y medio que pasé ahí, yo vi una ciudad a la que le falta la locura que me fascina de Nueva York.
sábado, junio 13, 2009
A Liberal Heaven
Austin, dicen por ahí, es el paraíso liberal de Texas, una ciudad con una gran Universidad y una gran escuela de Leyes, dónde enseñan gente como Sanfrod Levinson o William Forbarth. Una ciudad de izquierdas en un estado de derechas. Dicen. Si el carácter abierto (digámosle) de una ciudad, se define por la cantida de comederos étnicos que tiene, entonces si. Pero francamente, la ciudad estaba medio muerta como para sentirle el rítmo, la vibra. Llegamos un miércoles. Había movimiento, una fiesta cultural de una revista, pero pocos cafes. Todo parecía lejos, una ciudad llena de altos edificios que parecen vacíos, rodados por pulcras y cuidadas veredas que no transita nadie. Todos en auto. Muchos me hablaron maravillas de la ciudad antes, y uno me dijo que era aburridísima. En el día y medio que pasé ahí, yo vi una ciudad a la que le falta la locura que me fascina de Nueva York.
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