sábado, noviembre 11, 2006

Todos Aplauden, Pero...

Parecía que alguien se había sacado el Jackpot en una maquinita traga monedas y las moneditas caían una tras otra, casi imparables y todas hermosas. Ayer por la mañana, los cables con adhesiones al proyecto de la senadora Cristina Fernández de Kirchner de reducir los miembros de la Corte entraban uno tras otro y desde los cuatro puntos cardinales.

Desde el ARI y desde PRO, constitucionalistas prestigiosos y magistrados, entre ellos cinco de los siete que actualmente componen el Tribunal.

Pero a mi me quedaba un gustito medio amargo en la boca. Todos veían las ventajas obvias de tener menos jueces (básicamente, mayor rapidez en resolver las causas). Pero, ¿nadie veía las desventajas que esto traería inevitablemente?

Cuando Elena Highton llegó al Palacio de Tribunales, Crónica TV la agarró en la puerta y le hizo algunas preguntas. El cable de Télam no incluyó una parte que sí se vió por la transmisión en vivo del canal que está "firme junto al pueblo".

Highton sostuvo que una posible desventaja de la medida sería la "dificultad para obtener más diversidad" en la Corte.

Y yo estoy de acuerdo.

Un tribunal de garantías constitucionales (como decía el gran BC) debería ser más o menos representativo de la composición pluralista de una sociedad democrática. Debería haber mujeres y hombres, especialistas en varias ramas del derecho, gente del interior y de Buenos Aires, y con visiones distintas sobre qué es el derecho y la justicia.

Con una composición de cinco, sólo tres jueces van a poder decidir sobre cuestiones que hacen a aspectos sumamente importantes de la sociedad. La pregunta que cabe hacerse es cuan representativos podrán ser tres magistrados. Claro que dos más tampoco resuelve todos los posibles cuestionamientos, que en última instancia se dirige al sistema mismo de control judicial de constitucionalidad y se funda en el viejo temor de "la tiranía de los jueces".

De todos modos, parece claro que el problema del Tribunal no pasa por la cantidad de ministros que lo integran.

Lo dijo Fayt: el problema son la cantidad de causas que recibe y que se ve obligado a tratar. Y lo completó Vanossi: habría que revisar la cuestión de la competencia y los plazos del tribunal para expedirse.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ramiro, estoy de acuerdo con vos.

Le agrego otro detallecito: los tribunales grandes tienen renovaciones más frecuentes. Lo cual es bueno por varias razones:

1. En cada designación, hay un nuevo elemento que trae algo una suerte de legitimación democrática -indirecta, muy- más "fresca". Así, es menos improbable que se den períodos donde el tribunal queda "in totum" muy distanciado del pulso de la sociedad, lo que no es bueno.

2. Si se lo elige bien, un juez que "entra" es sangre fresca, ideas nuevas, y probablemente su incorporación de lugar a realineamientos, profundizaciones, apertura de la "agenda", etc.

Una manera más fácil de decirlo es: no es bueno que una Corte quede igual a sí misma durante mucho tiempo. Con la forma en que se resolvió, tenemos "esta" Corte como mínimo hasta el 2010, según calculamos.

Igual veo una ventaja en que sean -mas luego- cinco: eso reduce la dispersión de la Corte.

Mientras la Corte tuvo nueve, juntando los "por su voto" y los "en disidencia parcial", en cada fallo complejo había mínimo cuatro opiniones. Y hasta casos de nueve votos distintos, como "Simón". Una locura.

La Corte USA puede manejar el tema con más ductilidad porque sus renovaciones se fueron dando más naturalmente, pero también, porque tiene una tradición de "presidencias fuertes", tanto que se la historiza en función del "Chief justice".

Esto acá no cuajó, siempre hubo recelo con la figura del presidente y en toda la Corte contemporánea no hubo ninguno que pudiera despuntar como "líder", con chapa para operar hacia una convergencia de opiniones más racional.

Esperemos que todo el tiempo que van a pasar juntos los ayude a limar suspicacias y aprendan a articular sus voces más armónicamente; hoy por hoy, tenemos una Corte de solistas.

Anónimo dijo...

La verdad, a mi me da miedo también el hecho de que la actual conformación pueda durar demasiado. Lo lógico sería que la corte se renueve paulatinamente... lo que es imposible de legislar. Como están las cosas, 2010 me parece que va a ser muy pronto para esperar un cambio. Fayt un par de años mas dura, y todavía habría que esperar dos renuncias mas para poder incorporar a un nuevo juez.

Igualmente, lo que veo es que no hay número perfecto. Cada número presenta sus propios inconvenientes. Y por lo pronto es mejor esto que la situación actual.

Anónimo dijo...

Pregunto como un economista poco conocedor de temas legales: ¿cuál es, aplicado a la historia argentina, el "viejo temor de "la tiranía de los jueces""? ¿Tenemos experiencia de esto? Hubiese pensado que no.

Anónimo dijo...

Estimado FT, la llamada tiranía de los jueces es un viejo temor que nunca se dio en nuestro país, y según mi opinión, en ningún lado. Pero es una frase que representa un cuesionamiento a la facultad de los jueces de declarar la inconstitucionalidad de una norma sin control y sin instancia superior. Porque estos jueces normalmente que vienen de clases privilegiadas y viven recluidos en despachos pueden invalidar una ley sancionada por el órgano más representantivo de la democracia como el parlamento?

Esa es la base del cuestionamiento.

Cuando agarre unos minutos, hago una entrada al respecto.

Saludos