Dice en el Yale Law (Pocket Part) Journal Morris Davis, un "fiscal militar" a cargo de las acusaciones en las famosas "comisiones militares" que EEUU creó para juzgar a los detenidos en alguna de las varias guerras en las que el gran país del norte está involucrado por estos días.
"Antes del tratado de Westphalia en 1648, aquellos capturados durante conflictos armados podían esperar uno de dos desagradables destinos: la muerte o la esclavitud. El tratado expresó el principio, que dura hasta nuestros días, que las personas capturadas durante los conflictos armados serán detenidos y luegos repatriados tras el cese de hostilidades".
Así busca rebatir los argumentos que sostienen que lo realmente perverso del asunto Guantánamo no pasa tanto por las condiciones de detención (que parece que mejoraron en los últimos años) sino por la circunstancia -me imagino un tanto desagradable- de estar detenido sin justificación legal y sin posibilidad de que un sistema de jueces imparciales revisen los motivos de la detención en plazos razonables.
Si seguimos los parámetros dados por este muchacho, los detenidos deberían esperar al "fin de las hostilidades" para ser liberados. ¿Pero de qué hostilidades estamos hablando?
Básicamente, estamos hablando -un tanto eufemísticamente- de las matanzas diarias que suceden en Afghanistán e Iraq, paises en situación de guerra civil con el plus de un ejército foráneo que no puede salir fácilmente de allí.
Pero más precisamente, estamos hablando de la War on Terror, esa postulación del Gobierno norteamericano que descolla por su efectividad mediática y su carácter vago e impreciso.
Estas dos últimas son cualidades poco desables desde la perspecetiva de los detenidos, más si tenemos en cuenta que que de la finalización de esta War on Terror depende su libertad.
¿Y cuando van a 'cesar las hostilidades', para cumplir con el requisito del que habla Davis? Bueno, es difícil saberlo. Suponiendo que estamos hablando de Iraq, la pacificación del país podría llevar décadas, ya que las guerras civiles tienen la fea costumbre de durar generaciones.
En Afghanistán la situación no es muy distinta. Y parece que la cosa se está complicando en Pakistán, dónde según dicen en el Gabfest de Slate la gente se está cansando de tanta corrupción. Claro que quienes se presentan como alternativa al dictadorzuelo de turno son los mismos barbados que ya causaron bastante alboroto en un país vecino.
No hay perspectivas de que ésta "guerra" vaya a terminar pronto, por una razón fundamental: no es una guerra. Las guerras involucran a dos estados beligerantes. Mal que mal, tarde o temprano, las guerras terminan. Hoy tenemos conflictos de caráter internacional que no involucran estados.
El terrorismo, existió durante todo el siglo XX.
El IRA en Irlanda, la ETA en España, las Brigadas Rojas en Italia, Al Qaeda en el resto del mundo. Son todos grupos que existieron y probablemente seguirán existiendo. Si entendemos que estamos ante un estado de "guerra permanente", las perspectivas para los detenidos de Guantánamo son tan buenas como para el resto de nosotros.
Movido por esa concepción de que no se trata de una fucking guerra, Bruce Ackerman propone una Constitución de Emergencia, que no es otra cosa que un mecanismo legal que se activa ante situaciones de emergencia (como ataques terroristas de magnitud) y que tiene por objeto limitar en el tiempo el ejercicio de facultades extraordinarias (tales como aquellas a las que el Congreso de EEUU les quitó ese carácter el domingo pasado).
Y es que no estamos en una guerra. Ya comentamos y criticamos la propuesta de Ackerman, pero al menos se trata de un intento por atacar el problema del terrorismo desde una perspectiva realista y no demagógica.
Me suena que es el único camino por dónde podrá venir una solución posible.
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