Ok, nos llega hace escasos minutos
un mail de Alberto Bovino sobre una medida cautelar dictada a favor de la jueza Barubudubudía, es decir, María Romilda Servini de Cubría, juez federal de la Nación famosa por
pretender censurar circa 1992 a Tato Bores. Yo le debo mucho a la magistrada, ya que fue ella quien me enseñó lo que es censurar, teniendo yo escasos 12 años.
Francamente, es indignante.
Pedir
una medida cautelar para ser borrado de Internet equivale a pedir una medida cautelar para que se borren los libros de historia que la mencionan, en los que la magistrada está por el Yoma Gate y una increíble catarata de escándalos que en cualquier país más o menos serio significan la pena de catapulta.
Indignante, realmente. Me da una bronca... Porque, a ver. El pedido de la magistrada tiene tantas
inconstitucionalidades que cuesta enumerarlas todas... Y lo que yo me pregunto es: ¿cómo puede ser que alguien que tiene que aplicar e interpretar la Constitución Nacional y en algunos casos hasta declarar la inconstitucionalidad de leyes que encuentra contrarias a ella haga un pedido de estas características,
to wit, que los buscadores de Internet la anulen de los resultados? Si tuviera decencia, renunciaría a un cargo que le queda grande desde el primer momento al que accedió a él. Un par de puntos sobre el tema jurídico, sin ánimo de ser exaustivo porque me tengo que poner a estudiar...
- Los buscadores de Internet son la puerta de acceso a un contenido disperso en millones de computadoras alrededor del mundo. Sin los buscadores de Internet, acceder a la información sería imposible e Internet, casi inútil. De ahí que Google sea una de las empresas más poderosas del mundo. Como no se puede borrar selectivamente el contenido por esencia disperso que existe en Internet, la magistrada busca taparle la boca al buscador. Debido a la importancia de esta herramienta, hay una discusión alrededor del mundo relativa a cómo garantizar que estos buscadores (verdaderos
gatekeepers) se mantengan neutrales ante presiones políticas, pedidos económicos y publicitarios, etcétera. El juez que concedió la medida cautelar, evidentemente, no entiende esto. Porque si lo entendiese, se daría cuenta que lo que acaba de ordenar en relación a Yahoo es
exactamente lo mismo que ordenar al presidente de la Biblioteca Nacional que borre de todos y cada uno de los libros la palabra
pito porque a alguien no le gusta. Entonces a este
Winston Smith del subdesarrollo lo mandaría a leer
1984 pero dudo que sepa leer.
- Yahoo acató, y Google apeló. Ninguna de las empresas son santas, pero Google al menos tiene un toque de sangre en las venas.
- Tal vez, el pedido de la jueza se deba a que ella
tampoco entiende qué es Internet y cómo funciona. Lo que no está mal: acá en EEUU uno de los candidatos no sabe mandar emails. Sin embargo debido a la función que detenta, la jueza debería tal vez renunciar a su alto cargo y dedicarse a tomar sol con otras viejas operadas en la Avenida del Libertador durante lo que le quede de vida.
- Por otro lado, la jueza Servini de Cubría debería saber que siendo ella una magistrada de la Nación, está sometida a un nivel de crítica y escrutinio de parte de la ciudadanía
mucho mayor que el resto de los mortales. Su pretensión de desaparecer del mundo del siglo XXI será bienvenida en la medida en que venga acopmañada de una renuncia largamente esperada.
- La jueza también debería saber que las críticas que a ella se le hagan están protegidas por la Constitución, no sólo las que son blanditas sino las que son duras, las que ofenden y perturban, como las que esmeradamente me propuse volcar en esta entrada.
Relamente, espero que sea un chiste por el día del inocente adelantado o algo así. Espero.
Actualización: leo la nota original en Crítica y me doy cuenta que
tanto el juez como el abogado de la vieja esta, son dos pelotudos.