viernes, diciembre 16, 2005

Adiós, Maestro

Ha fallecido ayer en Madrid el filósofo español Julián Marías (Wiki). Fue uno de los más afamados discípulos de José Ortega y Gasset y una de las mentes más brillantes que he tenido el privilegio de leer y de escuchar por televisión.

Recuerdo que, en alguna oportunidad, mientras en otros canales se peleaban una docena de veinteañeros mientras eran escrutados por gran parte de la audiencia argentina, en algún ignoto canal de cable el filósofo español disertaba sobre metafísica. El primer libro suyo que leí fue Los Estados Unidos en Escorzo, encontrado por cinco pesos un verano en los anaqueles polvorientos de una libraría de Necochea. Son reflexiones surgidas durante su estancia en ese país mientras daba clases en las Universidades de Harvard y la de California. Fue escrito en la década del 50.

Casi al azar, abro el libro y encuentro frases subrayadas. Allí mismo Marías habló de la proliferación de bibliotecas en todo el territorio norteamericano, y el hecho de que contaban --en ese momento- con los últimos libros publicados. Dijo el filósofo:

"Yo tengo una fe mucho mayor en los libros que se tienen en casa; esos que se leen y se releen, que se llenan de rayas y señales, tal vez de comentarios en los márgenes; esos que se alcanzan inesperadamente, en la alta noche, cuando debería uno acostarse, y retienen todavía una hora más en vela. Creo que estos libros familiares son lo que más real y profundamente forman y constituyen una personalidad intelectual".


Velozmente, busco una frase que se ajuste a nuestros días:

"La generalización de la suspicacia, la extravasación de la cautela, que empieza por un jefe del ejérciti o un dueño de secretos atómicos, pero luego llega a ejercerse sobre un dentista o un profesor de high school o el dueño de un drug store, destruye, en grado que nunca pordrían conseguir los rusos, salvo con una guerra victoriosa, la vida norteamericana. Y la destruye, hay que decirlo, aproximándola a la vida rusa, definida, según todos los testimonios, por la desconfianza de todos respecto de todos y por la falta de iniciativa".

¿Actual, no?

Luego, dos libros más llegaron a mi poder. Su monumental "Historia de la Filosofía" y un pequeño libro llamado "El Tema del Hombre". El primero lo revisé recientemente para hacer un trabajo. El segundo lo tengo siempre presente, ya que recorre el pensamiento sobre el hombre de todos los filósofos, desde Grecia hasta la modernidad.

Realmente, una luz que se apaga: será muy difícil de reemplazar.

Solo cabe una acotación más. Hoy Clarín señala que, en una de sus múltiples visitas a la Argentina, la Universida Católica suspendió una charla que el filósofo iba a dar en su Facultad de Derecho por motivos políticos. Con dolor, debo decir que esa, mi Universidad, tiene en su haber muchas verguenzas. Pero ésta no la conocía.

De todos modos, cabe destacar que su libro de la Historia de la Filosofía es dado como bibliografía obigatoria en alguna de las cátedras de Filosofía en la Facultad de Derecho de esa Universidad.

Ver La Nación.
Ver El País.
Ver serie de artículos de Julian Marías.

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