martes, agosto 28, 2007

Justicia e Igualdad

¿Cómo puede convivir la impunidad de delitos como los que derivan de la corrupción con la superpoblación carcelaria? La respuesta: una justicia penal de clase, que llena la cárceles de pobres y deja impunes delitos de otro tipo. Así lo piensa Roberto Gargarella, quien en una de sus frases más logradas dice:

"Cualquiera sea nuestra teoría de la obligación política, cuesta decir que alguien está obligado a responder a un derecho que se niega, grosera y sistemáticamente, a juzgarlo con la misma vara con que juzga a otros. Mientras el derecho no de muestras evidentes de que está dispuesto a recomponer su actitud, reestableciendo sus compromisos con la elemental igualdad ante la ley (y un buen test de ello podría ser, mal que nos pese, un manifiesto cambio en la composición social de nuestras cárceles), él estará socavando las bases de su propia legitimidad. Más todavía: los que están peor deben saber, aunque nadie nunca se los vaya a reconocer, que tienen el derecho a negarle autoridad a un orden jurídico que una y otra vez, y de modo grotesco, se niega a tratarlos como iguales."

Da para pensar sobre la exigibilidad del "derecho" (léase la ley) a personas a las que "el derecho" (y léase en este caso las instituciones legales establecidas) les niega los "derechos" (léase aquellas garantías individuales que se basan por lo menos en la común dignidad humana) más elementales.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

TIREMOS EL VOTO CADENA
Señor Director:

La "cristalinidad" de los momentos actuales, proclamada por el Presidente, hace recordar la película " Lo que el viento se llevó".

A la luz de lo acontecido en Córdoba, "voz populi, vox dei" debería transformarse aditándole "si me conviene".

La provincia de Bs. As., con intendentes aspirantes a la relección (amparados a la sombra camaleónica oficialista y su caja) y con cuadros militantes duchos (generalmente empleados), se están preparando para fiscalizar el acto electoral que, por su magnitud (en cuanto a votantes), puede significar -por arrastre- que el oficialismo se quede nuevamente con el sillón de Rivadavia y que en él, se siente la consorte del actual mandatario.

El voto cadena (entre otras "avivadas") no es una práctica nueva, pero es necesario alertar a todos los ciudadanos de todos los partidos, alianzas, coaliciones, etc. y a las propias autoridades de mesa de cómo funciona este sistema perverso y bien conocido en el conurbano bonaerense.

1) El primer puntero, empleado, pícaro o militante comprometido, se presenta correctamente en la mesa y, una vez dentro del cuarto obscuro, cambia el sobre oficial (firmado por fiscales y autoridades) usando otro, trucando firmas (hasta con sobres "viejos") . De allí que debe exigirse a todo el mundo exhibir el sobre. Pero... son tan ligeros que, de manera distraída y de apuro, lo meten en la urna. Si pasa, no se puede impugnar, salvo en el recuento cuando las firmas no coincidan (casi nadie las controla y, de última, cae sólo un voto).

2) Ese primer eslabón de la cadena vota con el sobre trucho y se guarda el bueno para entregarlo a un puntero que lo aguarda fuera de la escuela, en un local o sitio cercano y allí, a cambio, cobra o recibe lo pactado.

3) El puntero prepara ese sobre con el voto de su "jefe", lo cierra y lo entrega a otro ciudadano que se presta a la maniobra.

4) Este deja en la urna ese voto y entrega al puntero el sobre vacío que le dieron en la mesa de votación. También cobra.

5) Este sobre vacío servirá para otro eslabón de la cadena que puede ser muy grande (como la necesidad y su herejia).

6) De esta manera el partido prebendario se garantiza que los votos comprados lleguen a las urnas y que el elector, no cambie de opinión dentro del cuarto oscuro.

7) Al final el único voto apócrifo es el primero, que puede ser impugnado porque no lleva la verdadera firma de los fiscales. Pero todos los que le siguieron en la cadena son verdaderos.

8) Donde hay pobreza, este voto es el caldo de cultivo de los corruptos y de los corrompidos por la miseria (que no sólo reina en el Gran Buenos Aires).

9) El voto cadena es el "clientelismo" elevado a su máxima expresion. Bolsas de comida,dinero, colchones, chapas, subsidios, materiales y hasta inodoros son la moneda de cambio por el voto.

No deja de ser un fraude electoral, muy usual y con mecanismo aceitado por los viejos punteros que responden a los "caciques" bonaerenses que todos conocemos.

Todos los fiscales (hoy cuesta conseguirlos) y presidentes de mesa (también cuesta "engancharlos") deben estar alertas a la primer maniobra y denunciarlo a la fuerza pública.

De lo contrario "tiremos la cadena" con los votos y cenemos con la "calidad" Institucional que nos venden.

Saludos
Lic.Francisco Scolaro
www.scolaro.blogspot.com.