martes, octubre 02, 2007

Las Tensiones del Multiculturalismo

La pluralidad está en la base misma de la política, decía Hanna Arendt. Y esa pluralidad incluye sin lugar a dudas una diversidad cada vez más compleja (y rica), gracias a la inmigración, la globalización y el acortamiento de las distancias comunicacionales.

Hoy en día, hablar de democracia exige necesariamente hablar de sociedades multiculturales en dónde valores como el respeto y la tolerancia adquieren una nueva dimensión. Es probable que Europa y los Estados Unidos (y en general, el llamado 'primer mundo' occidental) sean los escenarios en dónde las tensiones que surgen de esa nueva realidad se manifiesten con más fuerza, en parte gracias al enorme flujo inmigratorio que reciben por ser sociedades prósperas.

Y ante esa circunstancia, el derecho reacciona de diferentes maneras. Así, en Francia hace más de un año y medio decidieron que quedaban prohibidos los símbolos religiosos en los colegios públicos. Tradición del Estado laico, que le dicen. Nada de cruces grandes y ostentosas o kippot.

Pero a sacarse las caretas. La regulación que algunos podrían denominar de 'contenido neutral' (ya que no se dirige a un punto de vista determinado sino a un tipo de discurso en general --el religioso) estaba en realidad dirigida a un punto de vista muy particular: el musulmán. Lo que se quería prohibir era el uso por parte de niñas musulmanas del hiyab o velo islámico.

La medida debe entenderse en el marco de una situación de tensión social en los suburbios de Paris, dónde los jovenes hijos de inmigrantes de orígen árabe protagonizaron en 2005 una larga serie de disturbios luego de que dos jovenes de su comunidad murieran electrocutados mientras escapaban de la policía.

Esa fue la reacción en Francia ante el multiculturalismo de facto. En España, por el contrario, no existen normas específicas. Pero siempre hay "casos aislados". Así sucedió en Girona, Catalunya, dónde a una menor musulmana se le prohibió el uso del velo por contrariar las normas internas del colegio.

Sin embargo, el gobierno catalán (la Generalitat) ordenó que la niña sea readmitida.

Se recomienda la lectura de la crónica de El País, dónde se ven todo tipo de posiciones. No es por hacer mecha en el hecho de que esta bitácora esta del lado perdedor en 1936, pero vean dos opiniones que bien podrían reflejar hoy la de los bandos de aquellos días.

El presidente del PP de Cataluña, Daniel Sirera, se amparó en las "tradiciones y la cultura propias" de Cataluña para rechazar que la niña vaya a clase con velo. "Hay unas normas de convivencia", que se tienen que cumplir "por igual para todos", dijo. Sirera rechaza el uso del velo musulmán y acepta el de la cruz cristiana. Este portavoz de los populares argumenta que es distinto apelando de nuevo a la "cultura propia" de Cataluña.

El portavoz de UGT en Catalunya, David Medina, se felicitó por la readmisión. "Hay derechos de las minorías culturales que, en la medida en que no interfieren en los de otros ciudadanos, deben ser respetados para conseguir una ciudadanía multicultural".

Esta, por supuesto, es la reacción del derecho. Que sólo tiene limitadas armas para combatir la discriminación que no nace en el Estado sino que nace en las familias y en los individuos: la niña de Girona tuvo que dejar un colegio porque todos los días volvía llorando por las burlas de sus compañeros de clase. A esa discriminación se la combate con un arma mucho más poderosa que las leyes y estatutos: la educación.

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