lunes, marzo 17, 2008

Jugando Al Estanciero

El tema de las retenciones es muy interesante desde el punto de vista jurídico (ver aquí y aquí). ¿Es un impuesto? ¿O no? ¿Quien lo estableció? ¿Es constitucional? ¿Es un 44 por ciento confiscatorio y, por lo tanto, inconstitucional? La discusión jurídica la dejamos en manos de los ya citados.

Pero es interesante tratar de ver si el 44 por ciento de retención en concepto de derecho de exportación es razonable o no, desde el punto de vista económico. Para eso hay que saber muy bien los números de negocio agropecuario, y debemos decir que estamos lejos de ser expertos en el tema.

Es por eso que nada mejor que recurrir a Matías Longoni, especialista de Clarín en temas agropecuarios, para sacarse las dudas. Y el tipo explica muy bien cómo se reparte el negocio de la soja, esa especie de petróleo argento de principios de siglo XXI.

"Un chacarero que alquila un campo para soja le asegura al propietario una suma fija de 15 quintales por hectárea (promedio nacional). Luego debe invertir entre 8 y 9 quintales en insumos, y 6 a 7 quintales en costos de comercialización. Conclusión: sus costos fijos oscilan entre 29 y 31 quintales por hectárea. Debe sacar un cosechón para salir hecho. Y si no llueve bien, hasta corre el riesgo de perder plata. La Secretaría de Agricultura indica que en 2007 la productividad media nacional en soja fue de 29,5 quintales. Para los chacareros, que cargan con todos los riesgos, los números son bastante finos.

El economista Daniel Assef, de Coninagro, explica que como los precios serán fijos y los costos serán móviles, lo que sucederá rápidamente es que se achicará el margen de ganancia que le queda a los productores después de pagar al Estado, los dueños de las tierras, las empresas de insumos y la cadena de comercialización. 'Enton es lo que termina pasando es lo mismo que ocurrió en los 90: los productores buscarán más escala para reducir sus costos fijos, lo que implica más concentración, o achicarán su paquete tecnológico', asegura".


Según surge de estos datos, los que se joden son los pequeños productores (¿para qué usar eufemismos?), que no son ni siquiera propietarios de las tierras que alquilan para producir. Los que no se joden son los que tienen grandes extensiones de tierras, que tienen márgenes de ganancias mucho más elevados. Y si se joden los chicos, los que no se joden son los grandes, que les compran los campos.

O sea, concentración de la riqueza. ¿De eso se queja Carrió cuando dice que se está jodiendo al campo? Claro que no sabemos cuantos son estos pequeños productores, si son mayor, minoría o qué representan en el marco del negocio de la soja. ¿Tal vez un esquema diferenciado de retenciones para pequeños productores sea mejor? (altas probabilidades de inconstitucionalidad por el temita de la igualdad de las cargas públicas). No sabemos muchas cosas, pero esta es al menos uua visión alternativa a la defensa de las retenciones que hacen algunos, como por ejemplo, el Criador.

Por otro lado, dijo Caparrós respecto de la cantidad descomunal de plata que ingresa a las arcas del Estado (y que nadie toca indebidamente porque los argentinos somos derechos y humanos).

"El estado regula, y por supuesto recauda. El problema es que no dice para qué. Otra cosa si se hubieran comprometido a destinar los 3.000 millones que ganaron antesdeayer a la construcción de cien unidades de salud, o de mil escuelas. Las arcas rebosan y los servicios básicos que ese Estado tendría que prestar, salud, educación, seguridad, vivienda, no funcionan".

En fin. Da para largo.

Más en Clarín.

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