Después de una lucha de ONG's locales por más de 30 años, la Casa de los Lores británica decidió derogar las leyes que perseguían y castigaban a la blasfemia.
Dijo el ministro que expuso ante los Lores:
Viendo muy por arriba la discusión en la cámara alta (super gente-como-uno, gordo) de Gran Bretaña, no puedo dejar de señalar el hecho de que Inglaterra me resulta, en muchos aspectos, otro mundo. Sus modales de antaño, el hecho de que no tengan una Constitución escrita (you think you are better than me?), así como el hecho de ser una de las sociedades más 'vigiladas' en todo el hemisferio occidental (con sus cámaras en Londres, principalmente) cuando supieron ser ejemplo mundial de ultraliberalismo hace escasos cien años.
Pero me caen bien los brits. Me gusta su música, su partido laborista, si resistencia a las bombas nazis, su working class y su particular humor, que sabemos apreciar en su amplia gama de variedades, desde Benny Hill hasta Mr. Bean, pasando por los más sofisticados Monthy Python y los más recientes The Office y Little Britain.
Al respecto, en el debate parlamentario, el Earl of Onslow dijo:
Dijo el ministro que expuso ante los Lores:
“Mientras esta ley permanezca en los anales de nuestros estatutos, perjudica la habilidad del Reino Unido de cuestionar opresivas leyes de blasfemia en otras jurisdicciones, incluyendo esas usadas para perseguir a vulnerables minorías cristianas. Como signataria de muchas convenciones internacionales que nos comprometen a atacar la discriminación en todas sus formas, el Reunio Unida es regularmente criticado en ámbitos internaciones por tener estas leyes. Tan recientemente como en febrero de este año, el Relator Especial para la libertad religiosa de las Naciones Unidas expresó su consternación respecto de la existencia de ofensas de blasfemia en nuestro país. Como tales, su presencia representa una mancha en lo que de otra manera sería un excelente record en el combate de la discriminación y la promoción de los derechos humanos. Es por lo tanto correcto que busquemos abolir estas leyes sin mayor demora”.
Viendo muy por arriba la discusión en la cámara alta (super gente-como-uno, gordo) de Gran Bretaña, no puedo dejar de señalar el hecho de que Inglaterra me resulta, en muchos aspectos, otro mundo. Sus modales de antaño, el hecho de que no tengan una Constitución escrita (you think you are better than me?), así como el hecho de ser una de las sociedades más 'vigiladas' en todo el hemisferio occidental (con sus cámaras en Londres, principalmente) cuando supieron ser ejemplo mundial de ultraliberalismo hace escasos cien años.
Pero me caen bien los brits. Me gusta su música, su partido laborista, si resistencia a las bombas nazis, su working class y su particular humor, que sabemos apreciar en su amplia gama de variedades, desde Benny Hill hasta Mr. Bean, pasando por los más sofisticados Monthy Python y los más recientes The Office y Little Britain.
Al respecto, en el debate parlamentario, el Earl of Onslow dijo:
“En la cuestión de la blasfemia, siempre me ha parecido que si Jesus existe, y si Jesus en su condición de Dios fue capaz de crear el Universo [nótese que estos ingleses herejes no saben nada de la Santísima Trinidad, jeje ;-)], entonces él podría encargarse del obscurantismo de izquierdas y la falta de criterio de gente que escribe cosas como ‘Jerry Springer: The Opera’. Si no existe, entonces nada va a pasar; si existe, depende de él agarrar al muchacho que escribió eso y asegurarse que cumpla condena en la diabólica casa de correción. La ofensa [de penalización de la blasfemia] es innecesaria”.
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