viernes, septiembre 26, 2008

Acá No Ha Pasado Nada

A todos los que me preguntan que se siente estando tan pero tan cerca.

Si está pasando, no se siente. Que quede claro: a mi en clase ya me anunciaron la muerte del capitalismo. Pero acá no se siente. Y no digo en Nueva York, dónde cada diez o quince cuadras hay un barrio nuevo con una dinámica social, arquitectónica y comercial diferente. Digo en mi barrio: una burbuja bastante hermética habitada principalmente por estudiantes con ganas de dormir (con otra gente) e intelectuales que aprecian los anteojos de marco y leer a Derrida en algunas de las terrazas de la Avenida Broadway.

Claro que también están los halcones de las finanzas, pero esos no viven por acá. Vienen a dar clases nomás, pero sus casas están más al sur, pisos caros en el East Side cerca de Park Avenue. Yo no se que siente esa gente, pero cuando caminan por la calle, sonríen. Y es difícil saber si es una sonrisa de un tipo que hace lo que le gusta y le gusta lo que hace, o simplemente la de un hijo de puta. Realmente, no distingo. Hay otros que tampoco viven acá: todo el homogéneo contingente latinoamericano que te sirve el café, que ordena las cebollas y las papas, que hace pizza italiana, fideos chinos o garbanzoes etíopes. Esa gente no vive al sur, vive al Norte (Washington Heights), al Oeste (Queens, Astoria) o al Sur pero pasándose: Brooklyn and beyond. Sería injusto (aunque probablemente una buena apreciación histórica) decir que no ríen: se cagan de risa detrás de los mostradores y les hablan español a todo el mundo, y al que no le gusta, se jode. Diría que laburan como perros, eso sí, pero los perros no laburan. Acá, los que laburan (detrás de los mostradores) son latinoamericanos (los negros laburan en Best Buy).

Si el capitalismo está muriendo, no se nota (todavía). Me cuesta dar esa clase de apreciaciones: hay mucha sabiduría antiquísima que sostiene lo contrario (hierba mala...). Y los muertos que vos matáis gozan de buena salud. Pero si está muriendo, no me preocuparía mucho. Es como un funeral de un general viejo y choto que gobernó durante décadas un país viejo y choto. Los jovenes hijos de la Revolución educados en las escuelas del Estado del (llamémosle) generalísimo están muy ocupados tomando vino, drogándose o durimiendo (con otra gente). Algo vendrá después, nadie sabe muy bien que. Bienvenido el cambio, el generalísimo nos tenía harto con sus discusos soporíferos por radio, por ahora, salud y otra ronda por favor.

Pero no, el capitalismo no ha muerto. Puede estar padeciendo alguna enfermedad, venérea y no mortal, producto de los años de drogas, alcohol y putas de las últimas dos décadas. El capitalismo tiene sífilis. Pero va a sobrevivir, por supuesto. Los efectos los van a sufrir otros. Los que viven al norte, al oeste, al sur (pasando). Los que ríen, detrás de los mostradores.

Si quieren un análisis mejor y más serio, y diferente, vean acá.

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