Los K se la pasaron diciendo que eran médicos, y sería injusto culparlos por eso. Después de 2001 era notorio que se había abierto un espacio de cambio: la ¿izquierda? lo dejó libre, y la naturaleza y el ¿peronismo? tienen horror al vacío. Entonces los K corrieron a asaltarlo: desenterraron, tras mantenerlas sepultadas 25 años, sus pequeñas historias juveniles y supusieron que con eso les alcanzaba para borrar sus años de negocios impresentables y menemismo activo. No hay por qué culparlos: ellos tenían que intentarlo. Los que no teníamos por qué tragarlo éramos los demás, pero parece que, tras declararnos huérfanos orgullosos, nos asustamos y salimos a buscar un papá.
Martín Caparrós, en Crítica.
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