Hoy hay varios artículos que explican la realidad que atravesamos. En el orden de lectura necesariamente azaroso.
1. Tomás Abraham explica la lógica detrás del progresismo k que apoya a un Gobierno que, según todos y cada uno de los datos de la realidad económica y social argentina, es de derecha.
"Son kirchneristas por una sobredosis de racionalismo y un uso de la dialéctica marxista adquirida en la subasta que se hace de sus fragmentos y reliquias en el mercado global. Su versión canónica sostiene que lo que verdaderamente importa es la marcha de la historia, y ésta no es otra cosa que la historia de la lucha de los pueblos por su libertad frente al poder del imperio. La razón de la historia es un Deus ex machina que usa a sus personajes para realizar sus designios. (...) Todo tiene sentido desde el punto de vista de los fines."Imprescindible, lo de Abraham.
2. Quintín se deprime al entender por qué la derrota legislativa del kirchnerismo se convirtió, por una extraña alquimia, en una victoria. La realidad, se ve, hace rato que dejó de importar en los pasillos oficiales. ¿Se puede decir, como dijo cierto ex presidente, que el 28-J se votó por profundizar el modelo? Sólo desde una concepción en la que lo que importa es el camino revolucionario, lamentablemente falso; lamentablemente en boga en otros países de América Latina; lamentablemente demandante de una falsa polarización como si de agua se tratase. En fín, populismo básico y del malo, que se explica en cualquier paper de Peruzzotti de los últimos 15 años.
"De un día para el otro, el Gobierno se dio cuenta de que por más irritación que despierte en la mayoría de los ciudadanos, por más desacertada que sea su gestión y por más crítica que devenga la situación social, es dueño de los recursos verdaderos del poder. Su enorme aparato, reforzado por alianzas con una cantidad suficiente de gobernadores, intendentes, empresarios, sindicalistas y académicos amigos le permite seguir utilizando arbitrariamente el dinero público y reforzar sus técnicas de extorsión, espionaje y cooptación al servicio de su proyecto sin temer grandes dificultades políticas, sociales o jurídicas.(...) Aunque el país sea cada día más injusto y más atrasado, aunque los Kirchner hagan exactamente lo contrario de lo que declaman, en muchos ámbitos se ha instalado una batalla imaginaria por la cual no cabe más que elegir entre el Gobierno y la oligarquía destituyente."3. Marcelo Cantelmi, en Clarín, pone la situación en perspectiva histórica y latinoamericana. Señala el planteo de falsos espejísmos y la invención voluntaria de una realidad falsa como un deporte preferido entre líderes americanos de distinto tipo.
Cantelmi explica que esta construcción trasciende fronteras ideológicas, por más nominales que sean. En ese sentido, Bush construyó en torno a la idea de patriotismo un maniqueísmo falso que dividía a la sociedad entre los americanos y los antiamericanos. Si se criticaba la tortura, las prisiones ilegales, los bombardeos injustificados y las mentiras justificatorias, se era anti patriótico.
"En esa confusión no debería asombrar que, entre otros valores, se extravíen las instituciones, que suelen ser visualizadas como meras formas de la corrección política y no como el parámetro que permite el desarrollo de una comunidad. (...) La construcción de la realidad implica la anulación de la discrecionalidad y el relativismo, es decir la capacidad social para discernir dentro de una amplia gama. La oferta acaba en una bipolaridad dogmática y maniquea. Y todo se torna poco a poco fundamentalista y el fundamentalismo es esencialmente reaccionario."
Pero estas dicotomías deben ser rechazadas: la remera que me dieron cuando me uni a la ACLU se relaciona con esa necesidad: dissent is patriotic. A la polarización inventada hay que rechazarla, particularmente cuando sirve para justificar todo lo que haga un Gobierno realmente conservador y nominalmente progresista, como el argentino.
En fin. Lo que las notas reseñadas indican, no es más que populismo básico y del malo, como se ve en cualquier paper de Peruzzotti. Un populismo profundamente desempoderador de las masas oprimidas y excluidas, como los 50 años de populismo en América Latina muestran en forma irrefutable.
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