miércoles, mayo 10, 2006

Abusos presidenciales II

El Washington Post tiene una excelente columna de Michael Kinsley en la que se habla de la práctica presidencial (en EE.UU) de firmar signing statments. Los mismos son documentos que el presidente firma cuando promulga una ley del Congreso y a través del cual busca proponer una visión propia de la Constitución. Es una práctica polémica a la que nos referimos con anterioridad.

En esa oportunidad, el ex asesor presidencial John W. Dean decía:

En ese sentido, el statement significaría más que una mera 'declaración' de voluntad presidencial. Dice Dean: "Bush usa este mecanismo para anular las leyes en cuanto puedan aplicarse a la rama ejecutiva. Estas declaraciones, para él, funcionan como directivas a los departamentos del ejecutivo y agencias de cómo deben implementar las leyes de que se trate". Además, para Dean este mecanismo aumenta el poder del presidente de una manera subrepticia. Por ejemplo, si una ley del Congreso fuera sancionada con el objeto de controlar cómo va la lucha contra el terrorismo, el Presidente podría emitir un statement en el que declarase que hará cumplir la ley pero resguardando la prerrogativa presidencial de retener 'cierta información'. "Es como si ninguna ley hubiese sido sancionada", dijo Dean.

Kinsley se plantea la siguiente pregunta: ¿acaso la Constitución no prevé que todas las ramas del Gobierno ejerzan sus funciones de acuerdo a su leal entender de lo que la Constitución dice? Y no niega que sea la Suprema Corte la que tenga la última palabra: "La Constitución es una papa caliente que está en manos de la Justicia cuando la música se detiene", dice Kinsley.

Para analizar la cuestión, el autor distingue entre el caso en el que la Corte ya se ha expedido y ha dicho cómo debe interpretarse la Constitución en relación al asunto de que se trate y el caso en el que aún falta una decisión del Alto Tribunal.

Respecto a la primera situación, Kinsley cree que es peligrosa la idea de que el presidente tiene derecho a gobernar según su propia interpretación de la Constitución incluso luego de que la Corte se haya expedido sobre un tema en particular. "Esta es una receta para un ejecutivo casi dictatorial", dice.

Pero cree que el asunto es un poco más complejo cuando los tribunales aún no se pronunciaron sobre el tema de que se trate. ¿Acaso el presidente no tiene derecho a gobernar según su entendimiento de la Constitución? "Si y no", se contesta Kinsley. "Como regla general, el presidente debe seguir la Constitución como cree sinceramente que los tribunales la verán, y cómo desea que éstos la vean", agrega.

Dice Kinsley que es peligroso cuando el presidente "actúa en flagrante violación de la Constitución defendiendo sus acciones sin convencer (...) Bush ha ofrecido ejemplos de ello, cómo cuando sostuvo su derecho de secuestrar gente en las calles, tenerlas encerradas por años sin juicio o sin conocimiento público de su existencia, torturarlas y cosas por el estilo".

Pero Kinsley se equivoca cuando critica a los periodistas que hacen lo mismo que Bush al pregonar desde las páginas de sus periódicos que ellos tiene el derecho a mantener en reserva la identidad de sus fuentes de información y que ese derecho surge de la primera Enmienda. Por que la Corte ha dicho que no existe tal privilegio en la Constitución. Pero los periodistas insisten en su interpretación.

Creo que la comparación se hace entre dos sujetos para nada equivalentes. Más allá del poder de los medios de comunicación (globalmente designados a veces como 'el cuarto poder') no debemos olvidar que los periodistas no forman parte del Gobierno y el presidente, sí.

Si bien todos deben respetar las normas, los ciudadanos pueden no hacerlo si están dispuestos a atenerse a las consecuencias.

Un presidente, no tiene esa prerrogativa.

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