viernes, febrero 29, 2008

Testimonio de Tortura

[Nota: si no leyó 1984 de George Orwell, mejor no lea esta entrada]

Esto iba a ser solo un twitterazo de esos que pongo arriba para referenciar contenido que me parece interesante. Pero el testimonio de una mujer torturada que muestran en Iureamicorum me hizo pensar, particularmente este párrafo en el que la víctima explica que todo torturado se suma a una larga cadena de horror que recorre a toda la humanidad, en todas las épocas.

"Es una larga cadena, caso tras caso. Pero así tu nombre se incorpore a las largas listas donde se pierden los rostros, cada uno es una persona que se enfrenta a una antigua y primitiva práctica inhumana, sustentada en el dolor, la humillación, en quebrar voluntad, lealtad y fe de los seres humanos. Y pone en jaque su fe religiosa, la lealtad a sus amigos, el amor a su pueblo, a su convicción política".
La última frase me hizo acordar a esa escena de 1984, hacia el final del libro. Cuando a través de la tortura (en realidad, a través de la amenaza de tortura), el torturador quiebra no ya la voluntad de su víctima, sino el último resquicio de libertad que le quedaba y lo obliga a renunciar a lo único que creía que nunca iba a renunciar: al amor de ella.

Sirve para saber de qué estamos hablando cuando hablamos de justificar la tortura.

jueves, febrero 28, 2008

Periodismo Not 4 da' Money

Una creencia que puede estimarse bastante extendida respecto del periodismo estadounidense es que funciona con la lógica de y dentro de un sistema capitalista.

Los medios son más o menos poderosos pero se caracterízan por tener independencia de criterio editorial, en gran medida por la diversidad de anunciantes que ofrece el mercado, algo que les permite no depender de ninguno de ellos. [Creo que fue Horacio Verbitsky el que dijo que "un periodista debe tener muchas fuentes para no depender de ninguna de ellas, así como un diario debe tener muchos anunciantes" (cita dudosa y de memoria)].

Dentro de esa lógica capitalista, existen numerosas teorías que proponen la idea de que el sistema de medios de comunicación en general impulsa los intereses de la clase dominante, asi como hay otras que acusan al periodismo de tener un liberal bias. Dos teorías interesantes y a la vez contradictorias que ponen al periodismo en general y al periodista en particular en el rol de manipulador o instrumento al servicio de causas específicas.

[Ver Chomsky y Herman para la primera opción; Lothman y Lichter para la segunda].

Más allá del acierto o yerro de esas teorías, lo cierto es que el sistema de medios americanos muestra una variedad interesante de medios no comerciales, es decir, emprendimientos comunitarios o de propiedad del Estado que rompen la lógica del mercado e introducen otra mirada sobre la realidad, enriqueciendo el debate público.

Ejemplos típicos de esto es PBS o la National Public Radio, pero hay más y de mucha calidad. Algunas de esas iniciativas funcionan como ONG's, como por ejemplo el Center for Investigative Reporting.

Este tipo de iniciativas son interesantes, porque afrontan un problema grave que el periodismo de investigación tiene en el sistema de medios comerciales: hacer este tipo de periodismo es caro y el beneficio económico para el diario es difícil de medir, casi imposible en el corto plazo. Un artículo de investigación puede llevar meses, obliga a tener a unos cuantos periodistas ocupados sin hacer otra cosa y se publica como mucho en dos o tres entregas. El prestigio que se obtiene es difícil de medir en términos de costo y eficiencia.

Pero también hay más iniciativas de calidad que son sin fines comerciales. Una de ellas salio hace poco: The Washington Independent, de The Center for Independent Media, que cuenta con un plantel de periodistas 'de re contra lujo', con gente que viene de los mejores diarios y revistas de los Estados Unidos. Allison Silver, la editora, decía en una entrevista reciente:

"...estoy segura de que sabes que parte de la informada discusión sobre el futuro del periodismo involucra al modelo sin fines de lucro. Esta es una de las razones de por qué mucha gente está interesada en lo que sucede con Poynter y su diario en St. Petersburg".
El ejemplo del diario de la pequeña ciudad de Florida no es casual: los dueños son Poynter, entidad educativa de alta calidad que es ejemplo desde hace añosn en la formación de periodistas. Y el diario es muy prestigioso y tiene en su haber muchos premios.

En fin, son solo ejemplos de periodismo sin fines de lucro de una altísima calidad. Que muestran que la variedad de ofertas informativas siempre es buena y que en Estados Unidos no todo es for profit.

Aquí tenemos nuestros medios comunitarios y sin fines de lucro. Algunos muy buenos, pero no con tanto alcance o 'prestigio profesional' como los que muestran los medios de Estados Unidos. Y ni hablar de la independencia de nuestros medios 'públicos'.

Pero esa es otra historia.

miércoles, febrero 27, 2008

La Escuela, Dylan y la ACLU

Me pongo monotemático y sigo con el tema de la ACLU. Ahora parece que su trabajo permitió poner a representantes del Gobierno de los Estados Unidos en una 'lugar difícil' ante el Comité sobre la Eliminación de la Discriminación Racial de la ONU.

Representantes de Brasil, India, Suecia y Grecia, entre otros, cuestionaron a importantes funcionarios estadounidenses respecto de la política 'racial' en los Estados Unidos. Aparentemente, lo hicieron muy bien informados gracias a la ACLU y otras ONG's de EEUU que proveyeron de material mostrando ciertos parámetros que indican problemas.

Entre ellos, destacaron la respuesta del Gobierno federal al huracán Katrina y la desproporcionada cantidad de minorías raciales en las prisiones. En ese sentido, la ACLU tiene un programa llamado algo-así-como Un tubo de la escuela a la prisión, el que analiza la tendencia a que los chicos (normalmente pobres y de minorías) que salen del colegio ingresan dentro del sistema de justicia penal juvenil. La ACLU atribuye esa tendencia a fallas del sistema educativo.

Dice la ACLU:

"Muchos de estos chicos tienen dificultades de aprendizaje o historias de pobreza, abuso o negligencia, y se beneficiarían de servicios educativos y de consejo adicionales. En lugar de eso, son aislados, castigados y empujados afuera. La política de 'tolerancia cero' criminaliza infracciones menores a las reglas de la escuela, mientras que programas de evaluación [de las escuelas] exigentes impulsa a los educadores a empujar hacia afuera a los estudiantes de baja performance para mejorar los resultados totales de sus escuelas. Los estudiantes de color son especialmente vulnerables a esta tendencia y a la discriminatoria aplicación de [medidas disciplinarias]".
Esta clase de problemas fue mostrada innumerables veces por Hollywood. Recuerdo ahora la película Dengerous Minds (foto) con Michelle Pfeiffer y una brillante canción de Coolio. También recuerdo que en una clase de literatura citan a Dylan, lo que me permite citar una muy apropiada frase del buen Bob (15 de marzo, estadio Velez) que da justo para esta entrada:

A self-ordained professor's tongue
Too serious to fool
Spouted out that liberty
Is just equality in school

Y la igualdad, sabemos, exige ciertas medidas de 'discrimnación positiva' para eliminar las desigualdades estructurales que se accarrean por generaciones. Y así llegamos al tema de la affirmative action, muy espinoso y discutido en los Estados Unidos.

Claro que por casa no deberemos andar mucho mejor.

Desconozco la existencia de estudios que analicen este tipo de circunstancias sociales desde el punto de vista étnico, pero basta con mirar cuántos alumnos, profesores y jueces de la Argentina pertenecen a algún colectivo originario de nuestro país o de América Latina, para darse cuenta de que algo anda mal por estas tierras también.

sábado, febrero 23, 2008

Miedo y Libertad

La obra es de una artista que se llama Vanessa Radwick o algo así.
Lamento no recordar el dato concreto.


El otro día, esta imágen se cruzó arbitrariamente con un paper que estaba leyendo y me hizo pensar un par de cosas respecto del tema de la tortura y su justificación en los EEUU de parte del Poder Ejecutivo, a pesar del rechazo del Congreso, que sancionó una ley prohibiendo específicamente la práctica del ya famoso waterboarding.

El tema es viejo y hemos hablado de él en numerosas oportunidades. Desde la crítica aguda a la tortura realizada por Dworkin en ocasión de analizar el caso argentino hasta los recientes comentarios de Scalia levantados por Gustavo, varios trataron el tema. Incluso El Criador planteó el ticking bomb scenario como hipótesis políticamente incorrecta pero sujeta a debate.

Ese tipo de argumentaciones (la de la bombra en el avión y tenemos al tipo que sabe como desactivarla) llevan necesariamente a pensar en la existencia de absolutos en el derecho, en si existen ciertos límites infranqueables que nunca se pueden tocar por más argumentos utilitaristas que se den en contrario. Obviamente, ingresar en esta discusión excede los límites de este trabajo (je) pero a priori diría que si existen: la democracia necesita de ciertos absolutos, entre ellos, la necesidad de tener libertad de acción política y comunicación, un prerequisito fundamental de la democracia.

¿Pero cuando se discuten esos absolutos? Normalmente en situación de desesperación colectiva: cuando todo esta tranquilo nadie los pone en duda.

Y ahí es dónde entran la foto y el paper que estaba leyendo. ¿Cómo leer esas cuatro palabras? Si seguimos la lógica izquierda derecha dice una cosa: de arriba hacia abajo dirá algo muy diferente. De una forma nos da el mundo ideal, el del derecho como debe ser entendido. De la otra, el resultado es un oscuro pronósitoco sobre lo que estamos viviendo.

El paper del que hablo es un viejo artículo de Alexander Meiklejohn comentando el caso Barenblatt v. United States (1959). En ese caso se discutía el derecho de los ciudadanos americanos a no declarar ante el famoso Comité de Actividades Anti Norteamericanas, presidido en su momento por el senador Joe McCarthy. La Corte dijo que no tenían el derecho a no declarar en base a la Primera Enmienda (ciertamente no la opinión que merece ser colgada en el hall del tribunal).

¿En que se relaciona ese viejo artículo de 1961 con la situación actual? Curiosamente, en muchas cosas. En ambos casos había una situación de pánico colectivo y gente dispuesta a aprovecharse de ello. En la década del 50' era el 'terror rojo', esa fiebre de paranoia que invadió a los Estados Unidos durante gran parte del siglo XX. Hoy en día es la amenaza permanente del terrorismo internacional.

Esas situaciones se usan de excusas para violar los derechos de los ciudadanos, ya sea su libertad de acción política o su derecho a un 'debido proceso legal'. Normalmente se alega la seguridad como contrapartida. En el caso Barenblatt era la 'auto preservación de los EEUU. Se hace un balancing test y la libertad sale perdiendo.

Detrás de esa clase de políticas suele haber un argumento utilitarista. Torturar hace más seguro al pueblo, porque nos permite desentrañar las actividades de los terroristas. Censurar nos resguarda de una amenaza no muy clara y no muy inminente, pero que está ahí. Just duck and cover. Es el reino del temor, cuando todo el mundo sabe que 'no hay nada que temer más que al temor en si mismo'.

Decía Meiklejohn en 1961 respecto de la decisión de la Corte en Barenblatt.

"Expresa en el campo judicial un miedo paranoico que, desde 1919, se impuso sobre nuestro espíritu nacional como el resultado de guerras mundiales, calientes y frías -- una paranoia que ve a la vida humana a través de un halo de ansiedad cegador y distorsionador, de hostilidad, de temor a una agresion, que subordina 'todas las otras consideraciones' a una histérico deseo por estar seguro".


¿Suena conocido?

La historia, en su sabiduría, se encarga luego de juzgar los hechos y sus protagonistas. Y no suele ser condescendiente con quienes usan el temor como arma de acción política.

Pero el presente necesita de sus Meiklejohn, que en 1953 le largó el siguiente discurso al Comité de Derechos Constitucionales del Senado norteamericano:

"... nuestras libertades de la Primera Enmienda prohíben que cualquier ciudadano sea obligado, bajo amenaza de penalidad, a prestar juramento o hacer una afirmación sobre las creencias que tiene o rechaza. Cada ciudadano, es cierto, puede ser requerido a prometer lealtad, y a practicar esa lealtad, a la Nación. Debe estar de acuerdo en respetar la Constitución. Pero nunca se le puede pedir que crea en la Constitución. Su lealtad puede nunca ser probada en términos de adherencia o rechazo de cualquier creencia. La lealtad no significa conformidad de opinión. Cada ciudadano de los Estados Unidos tiene la autoridad constitucional de aprobar o condenar las leyes de las Legislaturas, las acciones del Ejecutivo, los juicios del Poder Judicial o los principios contenidos en la Constitución. Todas esos actos, como gente que es gobernada, debemos obdecer, pero están sujetos a nuestra aprobación o rechazo porque nosotros gobernamos. Con respecto a todos ellos, nosotros, que somos hombres libres, somos soberanos. Nosotros somos 'el pueblo'. Nosotros gobernamos a los Estados Unidos".


Bueno, no es para desesperar. Hoy existen los Meiklejohn en el tema de la tortura. Balkinization es un buen lugar para encontrar a solo algunos, como Brian Tamanaha criticando a Scalia o Marty Leaderman diciendo que 'al menos no somos la Inquisición española'. Y hay muchos más. Me atrevería a decir que son la mayoría: ninguno de los tres candidatos con más posibildades de alcanzar la Casa Blanca en noviembre de este año apoya la tortura como algo legítimo.

De modo que hay 'reserva moral'. Miramos el futuro con cierta dosis de optimismo. Como para leer la foto de izquierda a derecha, como se debe. No de arriba hacia abajo, como muchos dijeron que se tenía que leer en los últimos años.

[El paper de Meiklejohn es 'The balancing of Self-Preservatoin Against Political Freedom', California Law Review, Vol. 49:4 (1961)]

martes, febrero 19, 2008

Con Ustedes, el Blog de la ACLU

La ACLU es una de las instituciones americanas más prestigiosas. Es una fuerza de cambio impresionante, que estuvo detrás de algunos de los más importantes cambios legales / sociales que se produjeron en los Estados Unidos durante el último siglo.

Siempre me impresionó su compromiso con los 'principios' previstos en la Constitución de los Estados Unidos. Son capaces de defender el derecho del KKK a hablar y hasta pueden representarlos, algo que yo creo que no podría hacer.

Me explico: estoy dispuesto a defender el derecho teórico de un represor a mentir en un libro y publicarlo, pero si alguien se lo quiere impedir, que se busque su propio abogado. Es una cuestión que siempre me he planteado, y normalmente es la ACLU la que me hace pensarlo.

(¿Ustedes que harían?).

En oportunidades incluso he criticado su visión sobre la Primera Enmienda. Esa posición resulta, desde la perspectiva de un derecho constitucional argentino ampliamente inspirado en los EEUU pero ampliamente influenciado por el sistema interamericano, un tanto 'extrema', cercana a posiciones absolutistas en algunos casos (en el post anterior la califique de 'absolutista', pero pensándolo mejor creo que no entra de lleno en esa categoría).

Pero más allá de esas disidencias parciales, la ACLU me resulta admirable. Les recomiendo que agreguen a sus news reader al blog de la ACLU, para estar al tanto de las últimas novedades en materia de derechos civiles en los Estados Unidos.

Por ejemplo, de cómo una ley que hubiera beneficiado a empresas aliadas del Gobierno en la violación de los derechos de los ciudadanos no paso el filtro del Congreso (que no es una 'escribanía' presidencial como el nuestro) y por qué la ACLU está demandando a esas empresas.

Solo dos muestritas de materiales muy pero muy ricos.

miércoles, febrero 13, 2008

Un Poco de Idealismo

Acabo de ver, por primera vez, la gran película de Frank Capra Mr. Smith goes to Washington. Había leído cosas sobre ella, sobre su argumento y la actuación del gran Jimmy Stewart. Pero nunca la había visto.

En tiempos de apasionantes campañas electorales y maniobras políticas repudiables, recomiendo a aquellos que la vieron, que la vuelvan a ver. Y los que no, pueden buscarla en videoclubs o esperar y verla en cable, por el canal TCM, si es que la repiten.

Le película reboza de idealismo, un idealismo que muchos podrán calificar de naïf o inocente, alejado de la realidad. Es básicamene la historia de un tipo que cree en las instituciones y se emociona ante el monumento a Lincoln, que se enfrenta a una corporación política corrupta, aliada a medios de comunicación igualmente corruptos y manejados por punteros y jefes territoriales que controlan como marionetas a los llamados representantes del pueblo.

Pero es una película del 39 y a la gente en esa época, al igual que ahora, le gustaban los finales finales. Es por eso que es una película de redención, redención de individuos y -en general- del sistema. El cinismo posmoderno no había llegado a las salas cinematográficas todavía.

El Sr. Smith

Naïf e inocente, concedido. Y profundamente inspiradora.

En un momento de la película, se habla de la necesidad de compromise, ceder en ciertas cosas pero "hacer el bien de otras mil maneras honestas". Es la visión de la política y la democracia como un permanente equilibrio de intereses diversos, negociaciones y canjes, dónde el más fuerte debe prevalecer por ser más fuerte y no por tener razón.

[El otro es el enemigo. Al otro pisalo, lo matás. (Carlos Salvador Bilardo)]

Digo esto por muchas cosas. Por un lado, en el blog La Barbarie (el que frecuento y al que considero excelente) se habla mucho en términos de realpolitik pero poco en términos normativos, es decir, en términos de cómo deberían ser las cosas. Es una vieja discusión que alguien por ahí puso en términos de abogados y politólogos, y la necesidad de estos de cruzar discursos para un mutuo enriquecimiento. Cito a ese alguien, que es un capo:

"¿Para qué sirve la democracia? ¿Por qué la regla de mayoría? ¿Por qué en cambio el decisionismo? ¿Por qué la deliberación? ¿Por qué una constitución? ¿Por qué derechos? ¿Cuáles cuentan y cuáles no? ¿Para qué los jueces? Es cierto, buena parte de estas discusiones ganarían bastante si los abogados (que no sabemos nada de ciencia política) nos informáramos un poco más sobre el modo en que funcionan en la práctica las instituciones. Pero la tan necesaria investigación empírica debería servir para ilustrar mejor aquellas cuestiones normativas, y no como un fin en sí mismo".

Sólo para tomar un ejemplo, pongamos el de la CTA. Se dice que la inacción en términos de medidas de acción directa de la CTA para obtener el reconocimiento de la personería gremial es argumento suficiente para que el Gobierno no se la reconozaca. Como análisis de lo real, como crítica a la CTA, lo acepto. Pero no como argumento normativo: el reconocimiento o no reconocimiento debe provenir porque ese reconocimiento o su negación corresponde, no por una situación que depende pura y exclusivamente de la fuerza de quien quiere ser reconocido. ¿Debe la CTA parar el país (suponiendo que puede hacerlo) para obtener el reconocimiento? ¿Cuantas calles debe cortar si no es escuchado? Es cierto que la política es a veces 'a los palos', pero no siempre debe ser así.

No es la única forma.

Acabo de terminar de leer La constitución de la democracia deliberativa, de Carlos Nino, en el que el gran filósofo argentino propone una visión 'epistémica' de la democracia, que valora la deliberación y el debate, que supone esencial para esta forma de gobierno.

Por supuesto que Nino no desprecia la negociación o el compromise. Pero la subordina. Dice Nino:

"El proceso de negociación desempeña un papel importante en la democracia, pero esto no le confiere un valor independiente. (....) La negociación que se lleva a cabo sobre la base de puros intereses a menudo amenaza seriamente el proceso democrático. Cuando los individuos y las facciones compiten apoyados en sus respectivas fuerzas, valores tales como la igualdad son puestos en peligro, los derechos no son asegurados, surgen problemas de acción colectiva y, lo que es peor aún, no existe ningún sustento para presumir que el resultado del proceso sea justo. (...) Para enfrentar este desaño, puede ser necesario reorientar la negociación en tal dirección que pueda colaborar con un proceso genuino de argumentación y toma de decisiones mayoritarias".

Estos mismos argumentos son desdeñados desde muchos sectores: se los tilda de inocentes, de no entender lo que es "hacer política en serio" (supongo que Lavagna hace política en serio), que la realidad no es así, y un largo etcétera.

Son visiones distintas de lo que es la democracia. Pero esa diferencia lo es todo.

Nino creía en la democracia, al igual que Smith.

¿Inocentes? Puede ser. Pero profundamente inspiradores.

jueves, febrero 07, 2008

Crímenes de Guerra

Lo dice Jack Balkin, sin eufemismos, después de que la Casa Blanca reconociera que aplicó el método de waterboarding a por lo menos tres prisioneros bajo su custodia. Como tal, el profesor de Yale dice que la administración Bush es penalmente responsable.


Claro que, la Casa Blanca considera que la técnica es legal, que no es tortura, que salva 'vidas americanas' y que la podrían volver a usar en el futuro.

Epa.

Por lo menos tenemos un problema de interpretación legal aquí. ¿Qué es tortura? ¿Debería permitirse bajo ciertos casos? ¿Que ley es aplicable en situación de guerra? ¿Es esta una situación de 'guerra'? Balkin es claro al respecto: "Los estatutos y la Convención de Ginebra no admiten la interpretación de la Casa Blanca. El waterboarding es tortura. Y la tortura es un crímen de guerra. Si la Casa Blanca admitió haber utilizado waterboarding, admitió las dos cosas [es decir, la comisión de crímenes de guerra]".

Recuerdo haber escuchado a una persona que es mejor olvidar defendiendo la utilización de la tortura bajo el hipotético ticking bomb scenario. La premisa es la siguiente. Hay un avión que tiene una bomba que está a punto de estallar. Tenemos al tipo que la puso y es el único que sabe cómo desactivarla. La cuestión es si es moral o no inflingir en una persona un mal (dolores físicos, consecuencias psíquicas graves) para evitar muchos males mayores (la muerte de muchas otras personas).

Se me ocurren treintayochomil argumentos para decir que no. Por lo pronto, el principio de moral kantiana que dice que las personas no deben ser nunca utilizadas como medios para un fin. Por otro lado, la premisa es de por sí falsa. En la vida real ese escenario no ocurre: la tortura es 'preventiva' y son sometidos a ella tanto 'sospechosos' como 'culpables' (suponiendo que existe esa categoría). Pero a fin de no inundar la blogósfera con argumentos conocidos, me basta con dos citas de dos tipos bien diferentes.

Por un lado, el seguramente candidato republicano a la presidencia, que pasó cinco años en un campo de prisioneros de Vietnam del Norte, dijo (en cita que rescata JB):

"Todo lo que puedo decir es que fue usada durante la Inquisición española, en el genocidio de Pol Pot en Camboya, y existen reportes de que [la técnica del waterboarding] es usada hoy contra monjes budistas (...) [Luego le preguntaron qué opinaba de que Giulani había dicho que no sabía qué era o si era tortura] Deberían saberlo. No es complicado: es tortura".

Definida la técnica como lo que es, dejo la refutación en manos de gente que sabe más que uno. Aquí Ronald Dworkin, en cita que rescata RG:

"La tortura es, en la actualidad, condenada en casi todo el mundo; aún los oficiales más jóvenes de la Argentina sabían, de modo aparente, que lo que hacían era ilegal y equivocado; que tenían que proteger su anonimato con capuchas y nombres ficticios. Sin embargo, la tortura se sigue usando casi en todas partes, y tal discrepancia se debe, muy posiblemente, a la extendida opinión de que en ocasiones ella se justifica, de que es defendible cuando se la usa cuidadosamente para extraer la información necesaria para salvar -por ejemplo- a posibles víctimas del terrorismo.

La pesadilla argentina muestra una de las varias falacias que se esconden detrás de dicha visión. La tortura no puede ser limitada de modo quirúrgico sólo para aquellos casos para los que se la necesite para un cierto fin: cuando el tabú resulta violado, la base de todos los demás límites civilizatorios, que se encuentra en la simpatía hacia los que sufren, resulta destruida. Las Madres de Plaza de Mayo y los demás que convocan a la persecución de todos los torturadores y asesinos de rango militar, tienen razón -no porque tengan títulos para ejercer una venganza, sino porque la mejor garantía contra la tiranía, en cualquier lado pero especialmente en países como la Argentina, en donde los tiranos han aparecido de modo habitual como aceptables para una mayoría, es un estricto sentido político que afirme por qué es que ella resulta repudiable. Los juicios que exploran y dan fuerza a la idea de que la tortura no tiene defensa, pueden fortalecer ese sentimiento. Permitir que torturadores conocidos permanezcan en lugares de autoridad, sin ser desafiados ni condenados, sólo puede debilitar ese sentido político."

UPDATE 11/2: Aquí hay un excelente artículo de Luigi Ferrajoli sobre la lucha contra la tortura, una batalla de la razón. Gracias JGB.

miércoles, febrero 06, 2008

Facebook: el GH que Invitamos a Casa

Asi que si, estoy en Facebook. Cada vez conozco más gente que está en Facebook. No se muy bien para que sirve. Alguien que estudia temas de privacidad y tecnologías me dijo que existe para satisfacer el deseo morboso por saber qué hacen los demás. Otros hablan de networking, pero hasta ahora Facebook me puso en contacto con gente que tengo a tres computadoras de distancia todos los días.

Un capo.

Desde el primer momento me sorprendió el nivel de detalle que admite Facebook sobre datos privados. Se puede cargar de todo, desde tu situación sentimental hasta tu orientación política. Facebook puede saber qué películas te gustan, a dónde viajaste en toda tu vida, dónde te gustaría vivir, qué música escuchás, que libros lees o te gustaría leer y muchas cosas más. Además, te relaciona con tus amigos y -si cargás los datos- te dice de dónde los conoces, a quienes conocen estos y cómo te conocen a vos.

Una vez, un tipo que en 1936 estuvo del lado correcto se imaginó una dystopia en 1984. Lo que nunca imaginó es que al getón en la pantalla lo íbamos a invitar a casa prácticamente a tomar el te (y encima iba a tener cara de muchacho inofensivo).

Pero veamos un poco de qué va esta red social que hizo a su creador multimillonario. En primer lugar, Facebook es un sitio de apps, programas desarrollados por 'terceras partes' que cumplen diversas funciones. Así, por ejemplo, yo tengo el iLike, que te permite seguir a tus bandas preferidas, dedicar canciones y compartir gustos musicales. Otros cumplen funciones similares con películas, libros, etcétera.

Y cada vez que las usamos, si bien creemos que estamos usando Facebook, estamos usando los servidores del desarrollador de esa aplicación. Lo que genera problemas desde el punto de vista de quien cornos maneja nuestros datos personales.

Esto es así ya que Facebook permite que el desarrollador del app en cuestión acceda a prácticamente toda nuestra información, no sólo la pública (es decir, la que pueden ver todos) sino también la privada (que sólo pueden ver nuestros amigos adecuadamente aceptados). Para los muchachos de CNET, este es el próximo escándalo de privacidad que deberá enfrentar Facebook. Porque ya tuvo otros en el pasado.

Lo curioso es que muchas de las app no necesitan la información a la que acceden (que, dicho sea de paso, los desarrolladores independientes deberían descartar según los acuerdos que firma Facebook). Según un estudio de la Universidad de Virgina, sólo el 9,3 por ciento de los apps necesitan acceder a información privada. Al 82 por ciento le basta con la pública.

Sin embargo, siguen accediendo.

Todos los problemitas de Facebook los pueden ver en la nota de CNET, pero Daniel Solove detectó prácticas corporativas reñidas con el respeto que la empresa debería tener hacia los derechos de sus clientes.

En primer lugar, los avisos que el sistema da a sus usuarios respecto de los riesgos que la utilización 'licenciosa' de Facebook supone para la privacidad, no son adecuados. Las reglas largas y complejas simplemente no son leídas por los usuarios. Lo que plantea la siempre compleja pregunta de la ignorancia del derecho como excusa absolutoria. Por lo pronto, si algo complejo se puede explicar fácilmente (como las licencias Crative Commons, no hacerlo parece medio de mala fe, ¿no?).

En segundo lugar, las opciones al momento de 'instalar' estos apps son absolutas: tómalo o déjalo. Si no aceptás que el app acceda a tus datos, no podes instalarlo. Pero ante las ganas de hacer ese quiz maldito sobre jugadores de fútbol, es inevitable no elegir que se instale el curioso aparejo. Al menos eso hacen la mayoría de los mortales.

Para agravar las cosas, no sabemos quien desarrolló el programita. Puede ser una empresa seria del norte de California o un hacker paquistaní.

Por otro lado, nos preocupamos de que el Estado tenga muchos datos nuestros (véase al respecto el debate sobre ID's en el Reino Unido, por ejemplo), pero no tenemos problemas con que una empresa cuyo valor es equivalente al PBI de un pequeño país y/o estado sepa a quien votamos, qué leemos y qué escuchamos y a que Dios le rezamos.

A pesar de todo, seguimos usándolo.

Todavía tengo que contestar un quiz de Gustavo Arballo sobre ciudades argentinas.