El periodismo en los Estados Unidos tiene una larga tradición de hombres y mujeres comprometidos con la profesión, en el marco de un sistema que muchos pintan como perfecto pero dista realmente de serlo. Muchas de esas brillantes plumas dan sus primeros pasos en los periódicos escolares, publicaciones estudiantiles en el marco de escuelas que no deben lidiar con falta de luz, electricidad y agua como algunas de las que forman a los ciudadanos de estas latitudes.
La ecuación es lógica. Si la escuela forma ciudadanos para una democracia, debe enseñarles también las formas de participación en el debate público. Y una de esas formas es escribir articulitos, publicarlos y distribuirlos.
El periodismo 'de escuela' llegó en varias oportunidades a la Suprema Corte de los Estados Unidos. Una de las decisiones más importantes en la materia, paradójicamente no se relacionaba con el periodismo en sí, pero sí con la expresión de ideas en lenguaje simbólico. Así, en el caso Tinker v. Des Moines, la Suprema Corte decidió que los estudiantes no dejan sus derechos constitucionales en la puerta del colegio. Y les reconoció entonces un derecho constitucional a expresar sus ideas políticas.
Claro que la cuestión está llena de particularidades, dada la función educativa de la escuela, que requiere en cierta medida de relaciones de autoridad, orden, respeto por los masestros y los alumnos, etcétera. Y sobre esas particularidades, los tribunales también han tenido mucho que decir. Así, en el caso Hazelwood v. Kuhlmeier, la Suprema Corte decidió que los períodicos estudiantiles que no son creados como 'foros de debate' estudiantil merece una protección constitucional menor que aquellos que son creados o funcionan con ese fin.
En forma muy breve, podemos decir que en la doctrina de la Primera Enmienda, esos foros son o bien los que tradicionalmente están abiertos para discusos varios (calles, parques) o a veces son designados así ciertos 'espacios' por el Gobierno que tradicionalmente no son foros abiertos. Pero si el gobierno los designa, no se puede restringir allí la discusión al menos en cuanto a contenido, pero si en cuanto a forma, maneras y tiempo de la expresión.
En el caso Hazelwood, el director de la escuela había eliminado dos artículos del períodico estudiantil, uno de los cuales lidiaba con el tema del embarazo adolescente y contenía entrevistas con tres estudiantes que habían quedado embarazadas mientras concurrían al colegio. Se habían usado seudónimos para proteger su identidad, pero el director consideró que no era suficiente. Además, estimó que era inapropiada la discusión sobre uso o no uso de métodos de control de natalidad para algunos de los estudiantes más jovenes (14 años).
Básicamente, la Corte dijo que en esos casos dónde no exista un 'foro público', los directores podrían censurar a los diarios siempre y cuando la decisión esté "razonablemente ligada a legítimos propósitos pedagógicos".
Recientemente en el Washington Post, Richard Just criticó la decisión en el caso Hazelwood en ocasión de cumplirse su veinte aniversario. Según el periodista, la decisión tuvo consecuencias imprevistas. "No solo cambió la forma en que se enseña periodismo en muchas escuelas, sino que hizo más difícil para los estudiantes de secundaria aprender importantes lecciones sobre democracia que vienen de publicar -o simplemente leer- diarios serios".
Dice Just:
"Mi experiencia me convenció de que hoy, la mayoría de los estudiantes no pueden practicar periodismo verdadero en sus periódicos escolares. Los últimos seis veranos, he dirigido un programa para una veintena de periodistas escolares en la Unviersidad de Princeton. Todos son escritores talentosos (...) Pero trabajan para diarios que está explícitamente censurados o restringidos por la amenaza de censura / desaprobación de las autoridades (...) Tal vez, la parte más importante de nuestro programa es ayudar a los estudiantes a desaprender los instintos que adquirieron en sus periódicos escolares".
La discusión en términos teóricos es clara. Si hay una lección valiosa que los estudiantes pueden aprender en la escuela es a participar adecuadamente del debate público. Claro que entre los 13/17 años, se necesita cierta guía y orientación. Y es claro que puede existir un control previo de parte de los profesores, particularmente de quien enseña 'periodismo', que debería funcionar como un 'editor' paternalista pero a la vez separado de los interesas de las autoridades de la escuela.
Y es ahí dónde surge el problema: la escuela es un microcosmos en cierta medida representantivo de la sociedad. La autoridad está representada claramente. Y el rol del periodismo es cuestionar a esa autoridad. Pero al mismo tiempo, la autoridad en este caso tiene una obligación, del mismo modo que los alumnos: enseñar y aprender en un marco de respeto y tolerancia. La función cuestionadora del periodismo puede, en algunos casos, confrontar con esa necesidad, particularmente cuando la responsabilida, a los 12 años, no es un concepto perfectamente desarrollado y cerrado.
La respuesta está en un término medio: si a los alumnos se les enseña los valores de un periodismo responsable, no van a incurrir en chiquilinadas innecesarias que merezcan un reproche de las autoridades. Y las autoridades tiene que ejercer su función entendiendo que la escuela está formando ciudadanos, por lo que no cabe autoritarismos o restricciones a la crítica por el simple hecho de que no me gusta lo que se dice de mi. Esa es la escuela de la democracia, si no, es otra cosa. Pero reconozco que el asunto no deja de ser un tanto complejo.
Claro que si venimos para estas tierras, la discusión se plantea como surrealista. ¿Qué periódicos estudiantiles puede haber si hay escuelas que no tienen baños en condiciones? ¿Si hay otras en las que los pizarrones están en tan mal estado que es difícil escribir en ellos? Si no hay recursos para un laboratorio, ¿cómo pretenderan sacar un periódico? (aunque cabría discutir por qué un laboratorio si y un periódico no).
En este esquema, ¿dónde aprenden periodismo los futuros periodistas argentinos? ¿En dónde hacen sus prácticas? ¿Reciben apoyo para proyectos independientes? ¿Adquieren hábitos que es mejor olvidar?
La escuela se presenta como un buen lugar para preparar a los periodistas / ciudadanos lectores del futuro. Deberíamos hacerlo, y es lindo pensar que algún día, lo haremos.
Se despide el editor a cargo de Filosofía Barata, publicación anual -sólo salió una vez- de mi querido colegio, que incluía una nota sobre las FARC / EZLN de mi autoría, en la que recuerdo comparaba a los dos movimientos guerrilleros que tan diferentes son, ¿no?
1 comentario:
Hola Ramiro, Mi nombre es Francisco Barbosa, soy abogado e historiador Colombiano. En la actualidad vivo en Francia y hago mi tesis doctoral justamente sobre la libertad de expresión en las corte Regionales de derechos humanos.Te felicito por el blog. Te invito a visitar el mio:
http://.margencultural.blogspot.com
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