jueves, marzo 27, 2008

Impuestos Sin Representación

Había una vez una comunidad a la que no le gustaban los impuestos, a los que consideraban particularmente injustos por el hecho de no estar representados en los órganos encargados de imponerlos. Un bostoniano apellidado Otis dijo que 'los impuestos sin representación son tiranía'.

Es curioso que de un tema tan materialista haya surgido el constitucionalismo, movimiento histórico que alcanzó su máximo de valía cuando superó el concepto absoluto de propiedad y se extendió a los derechos individuales, a la autonomía individual y los llamados derechos sociales. Me viene a la cabeza la frase de Nino relativa a una 'concepción robusta' de los derechos constitucionales.

Pero volvamos a los colonos americanos. Resulta que el rey George les metía impuestos y ellos ni derecho al pataleo. La plata se iba para Inglaterra y a otra cosa. Un día se enojaron, dijeron don't tread on me y nació la República de los Estados Unidos.

Hoy, vemos al campo. Otro problema de impuestos. ¿Sin representación? No, pero si. Porque algo de eso hay.

Estado de Situación

Hoy en día, lo que predomina es la irracionalidad absoluta. La pelea está planteada en términos de quien la tiene más grande. En ese escenario, lo prudente es llamarse a silencio o referir a mejos análisis que el que uno puede llegar a hacer, como las columnas de Crítica de hoy de Caparrós, Lanata y Sietecase. Pero aca no somos prudentes, porque a las chicas les gustan las estrellas de rock alocadas, los filósofos existencialistas y los revolucionarios de barba. No los tipos prudentes.

Pero veamos la irracionalidad. Por un lado, la idea de que hay piquetes cuestionables y piquetes no cuestionables. Cuando un tipo corta la ruta porque no tiene trabajo y sus hijos están desnutridos, es un loco o un subersivo. Si lo hace un chacarero, es prácticamente un freedom fighter. Irracionalidad de La Nación (parte editorial) y la derecha que vive en Barrio Norte.

Por otro lado, el Gobierno y su doble discurso. Estos piquetes son malos. La que se perjudica es la sociedad argentina. Cortar rutas está mal. My personal favorite: 'El paro es contra los argentinos' (ehhhh... no, es contra el Gobierno). Irracionalidad del Gobierno. Probaron el relato en un discurso que tal vez se paso de canchero, y la ciudad de Buenos Aires salió a la calle, en algunas de las zonas dónde más se concentra la oligarquía con olor a bosta y sus palacetes del siglo XIX, como Acoyte y Rivadavia y Almagro. Yo tuve oportunidad de ver a esta gente de campo en la ruta, el finde pasado: las pieles rojas de los veranos en Montecarlo (van en barco y se llevan la vaca lechera) y las manos curtidas de... supongo que jugar al bridge o cagar a lonjazos a los peones.

Y de paso, el discurso 'revolucionario' de gorilas en la genial nota de Sandra Russo en Página/12. El discurso no estaría del todo mal si el Gobierno tuviera credenciales redistributivas por mostrar: un seguro universal de desempleo, un ingreso ciudadano universal por hijo, etcétera. Pero las credenciales se las quedaron en la puerta de algún mitin de Palermo joligud porque yo, por lo menos, no las veo en ningún lado. Como diría Don Ramón, política redistributiva mis polanias. Que este discurso lo compre gente inteligente, me supera enormemente. Como me supera que alguien compre Página/12.

[Paréntesis: no puedo evitar pensar qué harán estos compas cuando ante el primer cambio de Gobierno --porque los gobiernos cambian- algún juez con el visto bueno de algún político de turno se ponga a investigar los negociados de Jaime, De Vido, Lopez et. al.]

Así que tal vez la cosa no es como la pinta el Gobierno. Y tal vez lo de los cortes es una locura. Dos locuras encontradas y posiciones de máxima dan por resultado catorce días de paro. Que esto les pase a cuatro meses de Gobierno, muestra un nivel de incompetencia que según la tabla De la Rúa de metidas de pata marca ACME , mercería llevarse puesto a dos ministros, por lo menos.

La cosa se soluciona fácil: se suspende la medida por una semana y se levantan los cortes. Pero para el Gobierno, el consenso es mala palabra, el diálogo señal de debilidad y además, la tenemos más grande que ustedes y tenemos aguante (como demostró ayer el impresentable de D'Elía -- hablaría de la teoría del public forum pero pa que).

Don't tread on me?

Pero volvamos al tema del impuesto sin representación. Resulta evidente que el problema no son las retenciones en sí, sino el último aumento y su movilidad. Lo que pide 'el campo' (suponiendo que existe tal cosa) es que se vuelva al 35 por ciento. Ahí se cae el discurso de Sociedad Rural - Dictadura - argentinos derechosyhumanos -- lo que quieren es no pagar impuestos. Pero la cuestión va más allá.

El problema, más que campo vs. ciudad, asalariados vs. terratenientes, es un problema relacionado con el paupérrimo federalismo argentino. Es el Interior contra la Capital. Provincianos contra Porteños. Como en Juvenilla, sólo que más de cien años después.

La platita que recauda el Estado Nacional, se queda en Buenos Aires (más precisamente, en Balcarce 50). ¿Cómo vuelve a las zonas de dónde surge? A través de obra pública manejada por la Nación. Por eso cada tanto intendentes de toda índole van al Salon Blanco a firmar acuerdos y sacarse fotos sonrientes (ayer, en el discurso bomba de Cristina había varios). Los gobiernos locales sufren mal de ausencias.

El rey George decide cuando devuelve la plata y los locales calladitos y en fila. A cambio, me parece que hay una especie de derecho de prima nocte político (les dejo a su imaginación lo que pasa en la romántica velada).

Falta una ley de coparticipación en serio (la Constitución lo pide desde 1994, pero parece que la Constitución es lela o tonta, porque mucha bola no le da nadie). Me lo dijo un amigo provinciano en serio: 'el tema es que es otra vez el puto centralismo de Buenos Aires'.

¿Impuestos sin representación? No. Cris gano en todo el interior, sólo perdió en algunos centros urbanos.

Pero, sin embargo, el rey George atiende desde Buenos Aires.

A casi un atlántico de distancia de los colonos del interior.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Coincido con casi todo lo expresado. Creo que es claro que el conflicto no se reduce al tema de las retenciones. Desde mi "provincianismo" que me permite conocer mas o menos cómo vive y como piensa la gente de los pueblos y ciudades medianas del interior, tengo la impresión que lo que desató la bronca fue confirmar que no existe ni existió de parte de este gobierno más que desconocimiento, desidia, improvisación, cortoplacismo y falta de criterio en la política oficial referida al principal sector de la economía argentina, y que le da vida a gran parte del país. En estos pueblos o ciudades conozco relativamente pocas personas que sean propietarios de tierras o se dediquen directamente a la producción agropecuaria; pero la gran mayoría de la gente que conozco vive y trabaja gracias al movimiento económico que la actitividad agropecuaria genera.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo: el problema es TODO el sistema tributario -y la falta de una ley de coparticipacion- y no retenciones si-retenciones no.