viernes, mayo 30, 2008

Hablen, Tarados

Dos anotaciones dos que suman a lo que decíamos en la entrada anterior. Dice Orlando Molaro en Crítica de hoy.

Entre la gritería de voceros poco preparados, muchos han confundido –en ambos rincones– una estrategia de comunicación que podría haber otorgado una salida a la crisis, por acciones efectistas, sin contenido y para una tribuna que disfruta –en muchos casos– “el golpe por golpe” del legendario Osvaldo Principi. Han aislado a la única persona que podría ejercer la autoridad por la que fue investida, y la han reemplazado por líderes populistas, con demasiado apego a los micrófonos, o políticos y sindicalistas impresentables, que sólo aplican sal en las lesiones abiertas. La verdad sea dicha: no es lo mismo sentarse a conversar que comunicarse.


Y dice Eduardo de la Serna en Página/12.

El problema hoy es político. Por un lado, creo que tenemos un gobierno con muy poca capacidad de diálogo, que suele ver a los que piensan diferente como adversarios y a veces hasta como enemigos. Esto se ha manifestado en decenas de momentos: desde las relaciones con la hermana República Oriental del Uruguay, las relaciones con la jerarquía eclesiástica, y ahora en el desencuentro con un sector poderoso del campo. Eso no significa que se deba estar de acuerdo. El diálogo no se mantiene con los que están de acuerdo con uno; en ese caso se parecería más a un soliloquio. Pero, por otro lado, por supuesto que quienes dicen que “la cosa es ganar o ganar”, o “el problema son los Kirchner” no manifiestan ninguna disposición al diálogo. Eso tampoco significa actitud de “bajar la cabeza”.

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