lunes, marzo 20, 2006

Censura y tecnología

La libertad de expresión es uno de los derechos más importantes dentro de los sistemas democráticos modernos. Es una verdad tan comunmente aceptada que repetirla suena horrendamente reiterativo. Sin embargo, es necesario destacar las variaciones que éste derecho ha sufido a través de los año.

Recordemos sólo un dato. En su nacimiento como derecho consagrado constitucionalmente, la libertad de expresión tenía sólo un enemigo: el Estado.

De hecho, como he dicho antes en alguna oportunidad, la libertad en sí sólo tenía dos enemigos: el Estado y la Iglesia. Mientras que a la segunda se le quitó los poderes terrenales, al primero se lo limitó mediante gobiernos sometidos a normas y leyes.

Hoy en día --ya ingresados en el siglo XXI- sostener que el mismo paradigma que fundamentó tan preciado derecho se mantiene inalterado es simplemente estúpido. Actualmente, el Estado sigue manteniendo su carácter de amenaza potencial a la libertad de expresión, pero está acompañado por muchos otros factores que también influyen sobre la expresión de las personas y sobre los contenidos de los medios de comunicación.

Veamos algunos ejemplos.

El sistema económico impertante en los medios de comunicación modernos hace que los mismos tengan --normalmente- un fin de ganancia. Esa ganancia proviene, fundamentalmente, de la publicidad que reciben.

De estos simples principios, podemos elaborar dos conclusiones. En primer lugar, es probable que un medio no ponga al aire o publique material que le causará una pérdida en los beneficios, y en segundo lugar, es probable que una empresa decida no publicitar en un medio cuyo contenido es contrario a esa empresa.

Son sólo dos casos en los que la limitación a la libertad expresiva proviene de entes privados.

Pero la situación no se limita sólo a las grandes corporaciones, ya que se trata de una cuestión de poder. Toda persona con poder puede procurar influir en el contenido de un determinado medio de comunicación, tal como lo hacía el Estado en el siglo XVIII. En el siglo XXI, puede llegar a ser simplemente Tom Cruise.

Sí, el actor norteamericano fue acusado recientemente de buscar que una cadena de cable noteramericana se abstenga de volver a emitir un episodio de South Park referido a la Cientología, la religión a la que Cruise pertenece. [ver en The Volokh Conspiracy]

En este episodio, Stan --uno de los personajes, niño de 9 años- es tentado a ingresar dentro de la religión. Al hacerlo, muchos creen que es la reencarnación del fundador del movimiento, el escritor de ciencia ficción --si, exacto- L. Ron Hubbard. Durante el episodio, es justo decir que el programa "se burla" de la religión en cuestión.

Es el estilo del programa, he visto burlas hacia católicos, evangelistas, musulmanes y judíos. Como experiencia, puedo decir que me chocó un poco el capítulo en el que se trata como una práctica normal del sacerdocio el abuso sexual de menores. Pero fue el tratamiento de un hecho actual en los Estados Unidos que conmovió a la sociedad norteamericana. No me ofendí ni mucho menos, el humor es justamente eso, llamar la atención sobre hechos reales.

El episodio en cuestión, que ofendió a los Cientologístas (?), tiene una parte particularmente fuerte. Es cuando se relata los [bizarros, por decir lo menos] fundamentos de la creencia de esta religión, y en un cartel se dice: "Eso es lo que la Cienciología realmente cree". Se trata de un disparate.

Según las acusaciones, Cruise habría querido impedir que la cadena Comedy Central retransmita el episodio presionando dentro de la empresa Paramount. Y aquí ingresamos en el áspero mundo del derecho corporativo.

Comedy Central pertenece a Viacom. Viacom es dueña de Paramount, productora de la película Misión Imposible III. Y Cruise habría amenazado a Paramount con no promover la película si el canal del grupo Comedy Central retransmitía el capítulo que se burla de su religión.

¿Así que es el Estado sólo el que tiene el poder de limitar la libertad de expresión? No lo creo. Acá vemos como una extraña conjugación de conglomerados de medios enormes y el poder personal de una estrella de Hollywood se aliaron para impedir que un episodio de un programa salga al aire. Es decir, quisieron censurarlo.

¿Lo lograron? Francamente, no importa.

Gracias a la Internet, yo ví el episodio, colgado en You Tube. Y acá lo presentamos.



Gracias a la Internet, ni Tom Cruise, ni la Paramount, ni Viacom ni nadie impidió que yo vea ese capítulo.

Lo que trae a la mente otro pensamiento: la estupidez de la pretensión de censurar.

Probablemente, si no hubieran querido censurar este episodio, yo nunca lo habría visto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

L. RONALD HUBBARD:
EL FUNDADOR DE CIENCIOLOGÍA

Ronald Hubbard es el fundador de Scientology. Describió su filosofía en más de 5.000 escritos, lo que incluye decenas de libros, y 3.000 conferencias grabadas en cinta. Quienes emplean regularmente sus enseñanzas para mejorarse a sí mismos y ayudar a sus semejantes provienen de todos los ámbitos de la vida, y se han establecido misiones e iglesias de Scientology en los cinco continentes.


La aclamación universal por este hombre, (lo cual incluye miles de premios y reconocimientos de individuos y grupos, y la popularidad sin precedente de sus obras entre personas de todas las profesiones) no es sino un indicador de la efectividad de su tecnología. Lo más importante es que hay millones de personas en todo el mundo que consideran que no tienen un amigo mejor.

Aunque por mucho tiempo se le elogió como escritor, novelista y explorador, lo que inicialmente centró la atención del mundo en L. Ronald Hubbard fue la publicación de Dianética: La ciencia moderna de la salud mental (editado en España en la actualidad como Dianética: El poder del pensamiento sobre el cuerpo) en 1950. Este libro, que marcó un punto decisivo en la historia, proporcionaba el primer enfoque funcional para resolver los problemas de la mente, la primera esperanza de que se podía hacer algo acerca de las causas del comportamiento irracional (la guerra, el crimen y la demencia). Dianética es algo que cualquiera puede usar para su propio mejoramiento y el de sus semejantes. De aquí que, cuando se publicó el libro, el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Amherst (universidad privada en el estado de Massachusetts, en EE. UU.), Dr. Frederick L. Schuman declaró en el New York Times: “La historia se ha convertido en una carrera entre Dianética y la catástrofe. Dianética triunfará, si suficiente gente es desafiada para comprenderla a tiempo”.


Aunque la mayoría de los hombres podrían haber estado satisfechos con tal logro, L. Ronald Hubbard no se detuvo en Dianética. Sí, había resuelto el enigma de la mente humana, pero todavía quedaban preguntas sin resolver referentes a la naturaleza del ser humano como tal, enigmas no resueltos relacionados con ese “algo” por tanto tiempo buscado, que llamamos vida. Y de su investigación metódica y completamente científica en este problema surgió la filosofía religiosa aplicada de Scientology, que ofrecía no sólo mayor felicidad y capacidad, sino también soluciones para problemas sociales en apariencia irremediables, como el abuso de las drogas, la decadencia de las normas morales y el analfabetismo, y siempre daba soluciones efectivas y funcionales según las encontraba.

La historia de Dianética y Scientology comenzó mucho antes de la publicación del primer libro del Sr. Hubbard sobre el tema. En efecto, incluso en sus primeros años dió ejemplo de un sentido de propósito y dedicación poco comunes que, combinados con su espíritu aventurero, lo convirtieron en una leyenda viviente. Su búsqueda de respuestas para la condición humana durante toda su vida, fue también una aventura; porque a diferencia de otros filósofos que quedaban satisfechos con ver los sucesos desde una torre de marfil, él sabía que para comprender realmente a nuestros semejantes, se tenía que ser parte de la vida. Tenía que relacionarse con toda clase y tipo de gente y tenía que explorar los rincones y grietas de la existencia.

Este capítulo tratará los episodios clave que dieron forma a la vida de L. Ronald Hubbard, y los puntos importantes en la ruta de sus descubrimientos. Como quiera que sea, fue una vida plena e interesante en extremo, pero su verdadero valor radica en su legado a la humanidad.

para mas informacion dirigete a nuestra pagina: www.cienciologia.org, www.dianetica.org