domingo, mayo 07, 2006

Los ciudadanos de segunda

El mundo está lleno de ciudadanos de segunda. Cada país tiene su sector de la población étnico, religioso o sexual considerado inferior por esa "mayoría silenciosa" que hace tanto y dice tan poco.

En algunos casos, la discriminación se expresa impunemente y el discurso estigmatizante ni siquiera alcanza ese mínimo grado de pudor que representa la burda barrera de lo políticamente correcto. Es lo que pasó en el Sur de los Estados Unidos hasta la década del 60, cuando la segregación era una práctica común aceptada como si se tratase del cumplimiento estricto de la más clara voluntad divina.

En esa década, el movimiento por los derechos civiles en ese país unió a afro americanos y blancos decentes y logró poner fin a la discriminación. Al menos, a la más frontal y obsecena. Claro que basta ver las estadísiticas económicas y sociales de Estados Unidos para darse cuenta que difícilmente pueda decirse que los afroamericanos dejaron de ser ciudadanos de segunda tras el caso de Brown vs. Board of Education (1954), la decisión de la Corte Suprema de EE.UU que puso fin a la política de segregación en las escuelas públicas del sur estadounidense.

Tal vez, la discriminación que se practica en estas tierras sea peor que la que practican los wasps norteamericanos. Porque es más subrepticia y mentirosa y tiene la inteligencia de no expresarse en carteles. Pero basta fijarse en los puestos de trabajo más altos en las instituciones que componene las llamadas "fuerzas vivas" de la sociedad: la Universidad, las empresas, el Estado. ¿Cuántos de quienes ocupan los cargos directivos en esas instituciones son descendientes de nativos americanos? ¿Y cuantos descendientes de europeos barren los pisos qie transitan los jefes de las universidades, de las empresas y de las oficinas administrativas?

[Los Roma, en el este de Europa]

Pasa en todo el mundo. Hoy, el New York Times da cuenta de cómo los gitanos ("los Roma") del este de Europa están empezando a mirarse en el espejo de los negros del sur de EE.UU. Y están comenzando a imitar --en pleno siglo XX- la lucha de hace cuarenta años recurriendo a los tribunales para que declaren ilegales las prácticas discriminatorias que les impiden acceder a ciertos lugares u obtener ciertos empleos.

"La estrategia de los Roma obtuvo beneficios el pasado octubre, cuando una corte de Bulgaria del distrito de Sofia falló a su favor en un caso de segregación escolar. "Esto es el Brown v. Board of Education en Europe," dijo Dimitrina Petrova, directora ejecuriva del Centro Europeo de Derechos de los Roma. (...) En 2002, la fundación también demandó a un café de en Stara Zagora, Bulgaria, por negarse a servir a los Roma", dice el Times.

En cierto sentido, ese camino no puede iniciarse a menos que se adquiera cierta conciencia de clase. Y la dicriminación a la criolla --más subrepticia, más escondida- tal vez sea difícil de eliminar usando al foro como campo de batalla. Pero nunca se sabe.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En la Argentina, en el único momento en que un descendiente de aborígenes llegó a la presidencia fue durante el período conservador-liberal de fines del siglo XIX, cuando Victorino De La Plaza, a quien apodaban "El Colla" por su ascendencia indígena, llegó a la presidencia de la Nación.
Por su parte, el único economista negro medianamente conocido en los EEUU es Thomas Sowell, un liberal conservador de afluida llegada a los republicanos.
¿Paradójico?

Anónimo dijo...

Y el juez Thomas de la Corte de Estados Unidos es --también- el más conservador de los 9. Nada raro.