He decidido cual va a ser el tema de mi tesis de Maestría: el derecho de los periodistas a mantener en secreto la identidad de sus fuentes de información.
Es un proyecto que me llevará por lo menos lo que resta del año, contando desde julio.
Aquí, presento el más que provisorio abstract. Se reciben comentarios y sugerencias con los brazos bien abiertos.
El uso de fuentes anónimas es una de las prácticas más comunes y a la vez más problemáticas de la profesión periodística. Desde el caso Watergate –que introdujo a Deep Throat, la fuente anónima por antonomasia-, los periodistas de todo el mundo vieron en las fuentes confidenciales un mecanismo útil para acceder a información que de otro modo no llegaría nunca al conocimiento del público. Sin embargo, hoy la práctica está en crisis de la mano de algunos de los fraudes más resonantes en la historia del periodismo --que se perpetraron recurriendo a fuentes confidenciales- y del caso Valery Plame, que desató nuevas críticas que impulsaron cambios en las políticas editoriales referidas al uso de este tipo de fuentes en algunas de las redacciones más influyentes de los Estados Unidos. Todo esto ocurre mientras en ese país se discute sobre la conveniencia o no de leyes “escudo” que protejan al periodista de citaciones judiciales.
Por su parte, en Argentina la práctica dista de ser indiscutida, pero el panorama legal se muestra más protectivo que el de otros países a raíz de la inclusión en 1994 de una previsión que garantiza “el secreto de las fuentes periodísticas”. Pero la cuestión aún no es clara: ¿Se trata de un derecho absoluto o admite excepciones? En su caso, ¿cuál sería el alcance de las mismas?
Se hace necesario un estudio profundo de este derecho que parta de analizar la complejidad propia de la relación entre el periodista y sus fuentes de información, así como la influencia de las mismas en el proceso de construcción de la noticia y de las fuentes anónimas en el acceso a la información. De ese modo, se podrá elaborar una interpretación del derecho a mantener en secreto las fuentes de información que sea acorde a los principios propios de una democracia comunicacional, con un debate público “amplio, robusto y desinhibido” y con un sistema republicano de gobierno. Y que esté en consonancia con el ejercicio diario de la profesión periodística.
Es un proyecto que me llevará por lo menos lo que resta del año, contando desde julio.
Aquí, presento el más que provisorio abstract. Se reciben comentarios y sugerencias con los brazos bien abiertos.
El uso de fuentes anónimas es una de las prácticas más comunes y a la vez más problemáticas de la profesión periodística. Desde el caso Watergate –que introdujo a Deep Throat, la fuente anónima por antonomasia-, los periodistas de todo el mundo vieron en las fuentes confidenciales un mecanismo útil para acceder a información que de otro modo no llegaría nunca al conocimiento del público. Sin embargo, hoy la práctica está en crisis de la mano de algunos de los fraudes más resonantes en la historia del periodismo --que se perpetraron recurriendo a fuentes confidenciales- y del caso Valery Plame, que desató nuevas críticas que impulsaron cambios en las políticas editoriales referidas al uso de este tipo de fuentes en algunas de las redacciones más influyentes de los Estados Unidos. Todo esto ocurre mientras en ese país se discute sobre la conveniencia o no de leyes “escudo” que protejan al periodista de citaciones judiciales.
Por su parte, en Argentina la práctica dista de ser indiscutida, pero el panorama legal se muestra más protectivo que el de otros países a raíz de la inclusión en 1994 de una previsión que garantiza “el secreto de las fuentes periodísticas”. Pero la cuestión aún no es clara: ¿Se trata de un derecho absoluto o admite excepciones? En su caso, ¿cuál sería el alcance de las mismas?
Se hace necesario un estudio profundo de este derecho que parta de analizar la complejidad propia de la relación entre el periodista y sus fuentes de información, así como la influencia de las mismas en el proceso de construcción de la noticia y de las fuentes anónimas en el acceso a la información. De ese modo, se podrá elaborar una interpretación del derecho a mantener en secreto las fuentes de información que sea acorde a los principios propios de una democracia comunicacional, con un debate público “amplio, robusto y desinhibido” y con un sistema republicano de gobierno. Y que esté en consonancia con el ejercicio diario de la profesión periodística.
2 comentarios:
Ramiro:
El tema de tu tesis me interesa mucho y quizá te pueda dar una mano en la búsqueda de material. Yo también estudié en Columbia. Me gustaría comunicarme con vos. Te agradecería me escribas a garantias2006@yahoo.com.
Un abrazo,
Alberto
Mi tema es similar, es sobre blogs y censura, así llegué a tu blog. Pero es para mi tesis de grado en la UBA. Quizás después siga tus mismos pasos con la Maestría de Clarín, aunque el hecho de no poder trabajar mientras se cursa me desalienta un poco.
Mucha suerte con tu tesis!
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