jueves, febrero 07, 2008

Crímenes de Guerra

Lo dice Jack Balkin, sin eufemismos, después de que la Casa Blanca reconociera que aplicó el método de waterboarding a por lo menos tres prisioneros bajo su custodia. Como tal, el profesor de Yale dice que la administración Bush es penalmente responsable.


Claro que, la Casa Blanca considera que la técnica es legal, que no es tortura, que salva 'vidas americanas' y que la podrían volver a usar en el futuro.

Epa.

Por lo menos tenemos un problema de interpretación legal aquí. ¿Qué es tortura? ¿Debería permitirse bajo ciertos casos? ¿Que ley es aplicable en situación de guerra? ¿Es esta una situación de 'guerra'? Balkin es claro al respecto: "Los estatutos y la Convención de Ginebra no admiten la interpretación de la Casa Blanca. El waterboarding es tortura. Y la tortura es un crímen de guerra. Si la Casa Blanca admitió haber utilizado waterboarding, admitió las dos cosas [es decir, la comisión de crímenes de guerra]".

Recuerdo haber escuchado a una persona que es mejor olvidar defendiendo la utilización de la tortura bajo el hipotético ticking bomb scenario. La premisa es la siguiente. Hay un avión que tiene una bomba que está a punto de estallar. Tenemos al tipo que la puso y es el único que sabe cómo desactivarla. La cuestión es si es moral o no inflingir en una persona un mal (dolores físicos, consecuencias psíquicas graves) para evitar muchos males mayores (la muerte de muchas otras personas).

Se me ocurren treintayochomil argumentos para decir que no. Por lo pronto, el principio de moral kantiana que dice que las personas no deben ser nunca utilizadas como medios para un fin. Por otro lado, la premisa es de por sí falsa. En la vida real ese escenario no ocurre: la tortura es 'preventiva' y son sometidos a ella tanto 'sospechosos' como 'culpables' (suponiendo que existe esa categoría). Pero a fin de no inundar la blogósfera con argumentos conocidos, me basta con dos citas de dos tipos bien diferentes.

Por un lado, el seguramente candidato republicano a la presidencia, que pasó cinco años en un campo de prisioneros de Vietnam del Norte, dijo (en cita que rescata JB):

"Todo lo que puedo decir es que fue usada durante la Inquisición española, en el genocidio de Pol Pot en Camboya, y existen reportes de que [la técnica del waterboarding] es usada hoy contra monjes budistas (...) [Luego le preguntaron qué opinaba de que Giulani había dicho que no sabía qué era o si era tortura] Deberían saberlo. No es complicado: es tortura".

Definida la técnica como lo que es, dejo la refutación en manos de gente que sabe más que uno. Aquí Ronald Dworkin, en cita que rescata RG:

"La tortura es, en la actualidad, condenada en casi todo el mundo; aún los oficiales más jóvenes de la Argentina sabían, de modo aparente, que lo que hacían era ilegal y equivocado; que tenían que proteger su anonimato con capuchas y nombres ficticios. Sin embargo, la tortura se sigue usando casi en todas partes, y tal discrepancia se debe, muy posiblemente, a la extendida opinión de que en ocasiones ella se justifica, de que es defendible cuando se la usa cuidadosamente para extraer la información necesaria para salvar -por ejemplo- a posibles víctimas del terrorismo.

La pesadilla argentina muestra una de las varias falacias que se esconden detrás de dicha visión. La tortura no puede ser limitada de modo quirúrgico sólo para aquellos casos para los que se la necesite para un cierto fin: cuando el tabú resulta violado, la base de todos los demás límites civilizatorios, que se encuentra en la simpatía hacia los que sufren, resulta destruida. Las Madres de Plaza de Mayo y los demás que convocan a la persecución de todos los torturadores y asesinos de rango militar, tienen razón -no porque tengan títulos para ejercer una venganza, sino porque la mejor garantía contra la tiranía, en cualquier lado pero especialmente en países como la Argentina, en donde los tiranos han aparecido de modo habitual como aceptables para una mayoría, es un estricto sentido político que afirme por qué es que ella resulta repudiable. Los juicios que exploran y dan fuerza a la idea de que la tortura no tiene defensa, pueden fortalecer ese sentimiento. Permitir que torturadores conocidos permanezcan en lugares de autoridad, sin ser desafiados ni condenados, sólo puede debilitar ese sentido político."

UPDATE 11/2: Aquí hay un excelente artículo de Luigi Ferrajoli sobre la lucha contra la tortura, una batalla de la razón. Gracias JGB.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que la tortura solo es justificable bajo un principio analogo al de la legitima defensa. Si una banda X entre en tu casa y secuestra a tu hija, creo evidente que tenes todo el derecho a aplicar violencia sobre uno de los participes que hayas agarrado. Simplemente es fuerza contra fuerza, y en tu caso, legimita, que puede impedir un mal mayor. No creo, sin embargo, que el principio pueda extenderse mas alla de casos donde la culabilidad y la informacion son muy certeras.

En fin, un comentario poco politically correct, pero con sentiudo comun, creo...

Sldos.

David Hume