Las cosas están organizadas y funcionan de modo tal que las grandes mayorías del país no tienen acceso a la Justicia. Un primer grupo no conoce sus derechos ni sus posibilidades de reclamar. Otro grupo los conoce, pero no logra sortear los innumerables obstáculos que presenta el sistema (como la necesidad de contar con un abogado o las distancias que separan a la gente sin recursos de la mayoría de los Tribunales, por ejemplo). Finalmente, el reducido grupo de privilegiados que accede, no consigue nada -o muy poco-, porque la Justicia demora y generalmente resuelve en contra de los intereses de los más pobres.
De José Massoni en La Nación, via STC.
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