miércoles, septiembre 19, 2007

¡Oh, No! ¡Soy Un Twitteador!

Señores, este blog, como se habrán dado cuenta, está semi abandonado. Exactamente 3.968 tareas que debo realizar en mi tiempo libre impiden que actualice esta bitácora a la noche o los fines de semana. Así que para los tres lectores asiduos que tengo: mis más sinceras disculpas.

Sin embargo, a más de dos años de haber empezado esto, me di cuenta de que el tema es así. Excepto algunos casos específicos, los blogs duermen por un tiempo, pasan por períodos de frenética actividad (como si de adolescentes se trataran) y otros de mayor calma y madurez (o sea, menos entradas y mucho más espaciadas en el tiempo).

Esta bitácora, siempre fue de 'referencia'. Como decía Julián Gallo, es una de las funciones más importantes que cumplen los blogs. Yo leo diariamente entre 40 y 50 bitácoras de dónde obtengo información que me interesa. De esas, más del 75 por ciento son blogs 'profesionales', que me sirven para las cosas que estudio y en las que trabajo. Ellos (los bloggers que leo) son, además de productores, referenciadores de otros contenido.

Yo selecciono y muestro; a veces me permito divagaciones personales. Soy un editor con derecho a pluma.

Es por eso que hace un mes aproximadamentes estuve buscando métodos de micro bloggear. Busqué y no encontré. Quería algo parecido a lo de Wimbledon pero no pudo ser. Y cómo no podía ser de otra manera, yo, que tanto me reía de Twitter terminé cayendo en eso.

Ojo. Sigo sin entenderlo. Lo tomo nada más y nada menos como un sistema de publicación que es más fácil que bloggear, más fácil que mandar un mail, y más rápido.

Por lo que ahora, puse encima de esta cajita blanca otra cajita de color grisáceo con las referencias que haga en mi carácter de twitteador. Así mis tres lectores se enteran de que hay un bonito artículo de Posner, que se puso melanco pensando en los viejos buenos tiempos de la enseñanza del derecho. De que en Cambodia los genocidas también van presos. De que me parece que Paul Krugman es un grosso. O de que los copyrights pueden limitar la libertad de expresión, en este caso la de Manu Chao.

La realidad es que el feed RSS por ahora funciona mal, pero llegar, llegan. Suscríbanse aquí.

Si no saben lo que es RSS, es hora de que lo sepan. Sáquense una cuenta en Bloglines o Google Reader (dicen que es mejor pero yo ya estoy acosumbráu al que me recomendó JG); suscríbanse a diez blogs que le interesen y a un par de diarios.

Os cambiará la vida (bueh, no es para tanto).

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