La polémica desatada por la nominación de Harriet Miers a la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos parece ser más grande -mucho más grande- que la suscitada a raíz de la nominación del actual chief justicie John Roberts.
Como adelantamos ayer, las críticas más duras provienen de sectores conservadores que querían lograr un "trío de oro" al incorporar un juez símil a las idas jurídicas de Scalia y Thomas, los dos miembros más conservadores del tribunal. Los mayore temores de este sector es que Miers -de ser confirmada- se convierta en un nuevo Souter i Kennedy, un juez que ingresa como conservador y que luego va adquiriendo un perfil moderado de centro.
El segundo punto que se le achaca a Miers es la falta de antecedentes suficientes como para ocupar la más alta magistratura de los Estados Unidos. Sin dudas, no responde al modelo 'Harvard- Yale - SCOTUS law clerk', en el cual encajaba perfecto Roberts. Tampoco es que carezca de antecedentes en absoluto, pero parece que su resumé no brilla tanto como otros.
El tercero -y más antendible porque hace a cuestiones morales- es el que refiere al favoritismo del presidente al elegir a una mujer que alguna vez fue su abogada personal, que trabaja con él en la Casa Blanca y a la cual conoce desde que prácticamente empezó su carrera política. Remember Nazareno?
¿Que nos dice que las críticas sean conservadoras?
Nos dice que Bush -por alguna razón o por otra- no cumplió la promesa realizada en 2000 de nombrar a otro juez como Scalia y Thomas. El trio soñado por la derecha americana deberá esperar otra vacante, otro presidente, y tal vez otro Senado. Algunos dicen que la elección muestra a un presidente débil que se ve obligado a elegir a candidatos conservadores pero 'moderados'.
Una de las críticas más duras -y que más revuelo causó en el loco mundo de la Internet- es la ralizada ayer en el Washigton Post por George Will. Este columnista conservador dijo del presidente Bush:
Lapidario.
(O qué forma educada de decir que Bush es un imbécil).
Ahora, la nominación encontrará obstáculos inesperados: los republicanos no están muy contentos, y los demócratas no están muy enojados. Habrá que esperar a las audiencias para ver como se desempeña en ellas la mujer del momento y ver que capacidad política tiene Bush para maniobrar con los Senadores de ambos partidos.
Como adelantamos ayer, las críticas más duras provienen de sectores conservadores que querían lograr un "trío de oro" al incorporar un juez símil a las idas jurídicas de Scalia y Thomas, los dos miembros más conservadores del tribunal. Los mayore temores de este sector es que Miers -de ser confirmada- se convierta en un nuevo Souter i Kennedy, un juez que ingresa como conservador y que luego va adquiriendo un perfil moderado de centro.
El segundo punto que se le achaca a Miers es la falta de antecedentes suficientes como para ocupar la más alta magistratura de los Estados Unidos. Sin dudas, no responde al modelo 'Harvard- Yale - SCOTUS law clerk', en el cual encajaba perfecto Roberts. Tampoco es que carezca de antecedentes en absoluto, pero parece que su resumé no brilla tanto como otros.
El tercero -y más antendible porque hace a cuestiones morales- es el que refiere al favoritismo del presidente al elegir a una mujer que alguna vez fue su abogada personal, que trabaja con él en la Casa Blanca y a la cual conoce desde que prácticamente empezó su carrera política. Remember Nazareno?
¿Que nos dice que las críticas sean conservadoras?
Nos dice que Bush -por alguna razón o por otra- no cumplió la promesa realizada en 2000 de nombrar a otro juez como Scalia y Thomas. El trio soñado por la derecha americana deberá esperar otra vacante, otro presidente, y tal vez otro Senado. Algunos dicen que la elección muestra a un presidente débil que se ve obligado a elegir a candidatos conservadores pero 'moderados'.
Una de las críticas más duras -y que más revuelo causó en el loco mundo de la Internet- es la ralizada ayer en el Washigton Post por George Will. Este columnista conservador dijo del presidente Bush:
"Él no tiene ni la inclinación ni la habilidad para hacer sofisticados jucios sobre aproximacines competentes a la hora de dar sentido a la Constitución. Pocos presidentes adquieren esas habilidades en el curso de sus carreras pre-presidenciales, y éste presidente en particular no está inclinado a esas reflexiones".
Lapidario.
(O qué forma educada de decir que Bush es un imbécil).
Ahora, la nominación encontrará obstáculos inesperados: los republicanos no están muy contentos, y los demócratas no están muy enojados. Habrá que esperar a las audiencias para ver como se desempeña en ellas la mujer del momento y ver que capacidad política tiene Bush para maniobrar con los Senadores de ambos partidos.
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