
La Nación publicó ayer una interesante entrevista al autor de la famosa "ley del velo", por medio de la cual se prohibió en Francia la utilización de símbolos religiosos ostensibles en las escuelas públicas. La norma estaba referida prrimordialmente al velo con que las mujeres musulmanas se tapan la cara.
Dice Ferry, quien desciende del creador de la escuela pública francesa, Jules Ferry:
Yo siempre me opuse a esta ley, y aún hoy mantengo esa posición.
Creo que la supuesta indiferencia del estado laico hacia el fenómeno religioso se torna en casos como este en hostilidad manifiesta.
Dos cosas cabe decir con respecto al párrafo citado. Ferry habla sobre "buenas musulmanas". No creo que corresponda al Estado regular qué es ser buena o mala musulmana, o católica, o judía, o lo que sea. La educación religiosa de los padres es una decisión de ellos, y en la medida en que no afecte derechos de terceros, es plenamente válida y debe ser respetada. No invadida, como hace la ley.
Otra cosa que dice -y que me molesta un tanto- es "todo el mundo obedece la ley y no hay ningún problema". Que la ley sea obedecida no dice nada sobre la legitimidad de la misma: si las jóvenes no lo hacen corren el riesgo de ser expulsadas y no recibir educación alguna.
En mi humildo opinión, detrás de este tipo de disposiciones se esconde el miedo francés a la creciente comunidad musulmana -que algunos dicen se expresó en el NO a la Constitución europea- y una inaceptable intromisión por parte del estado en el fuero íntimo y personal de los ciudadanos, sin motivos bien común que la justifique.
Dice Ferry, quien desciende del creador de la escuela pública francesa, Jules Ferry:
"...a las chicas musulmanas que no querían ponerse el velo las familias las obligaban, diciéndoles que de otra manera no serían buenas musulmanas. Ahora que todas tienen prohibido llevarlo a clase, listo... Todo el mundo obedece la ley y no hay ningún problema. Por el contrario, ayudó mucho en la lucha contra el racismo".
Yo siempre me opuse a esta ley, y aún hoy mantengo esa posición.
Creo que la supuesta indiferencia del estado laico hacia el fenómeno religioso se torna en casos como este en hostilidad manifiesta.
Dos cosas cabe decir con respecto al párrafo citado. Ferry habla sobre "buenas musulmanas". No creo que corresponda al Estado regular qué es ser buena o mala musulmana, o católica, o judía, o lo que sea. La educación religiosa de los padres es una decisión de ellos, y en la medida en que no afecte derechos de terceros, es plenamente válida y debe ser respetada. No invadida, como hace la ley.
Otra cosa que dice -y que me molesta un tanto- es "todo el mundo obedece la ley y no hay ningún problema". Que la ley sea obedecida no dice nada sobre la legitimidad de la misma: si las jóvenes no lo hacen corren el riesgo de ser expulsadas y no recibir educación alguna.
En mi humildo opinión, detrás de este tipo de disposiciones se esconde el miedo francés a la creciente comunidad musulmana -que algunos dicen se expresó en el NO a la Constitución europea- y una inaceptable intromisión por parte del estado en el fuero íntimo y personal de los ciudadanos, sin motivos bien común que la justifique.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario