Tomás Abrahan cree que se autogeneró un estigma, por lo que propone que quien quiera besarlo lo bese. "Lo importante es el cariño", dijo. Recordemos que el buen filósofo que solía compartir mesa con Antonio Carrizo, Sanguinetti el del Buenos Aires y Juan José Sebreli en Papeles Sueltos (¿se acuerdan?) había iniciado recientemente una campaña contra el beso masculino y propuso reemplazarlo por un varonil apretón de manos.
Dice Tomás:
En fin, parece que en Argentina nos gusta lo de los besos. Cabe destacar en el mundo, los dos besos que propinan las señoritas españolas sólo es superado por los tres besos que ofrecen las lindas chicas rusas.
Aquí en Argentina, lo de los tres besos es una trampa en la que cayeron muchas desprevenidas: el tercero --por una cuestión de equilibrio metafísico cabalístico estructural- se da en la boca, para que ninguna mejilla se ponga celosa.
Y en Argentina nos gusta inventar las trampas cuando se hacen las leyes. Acabo de volver de ver una banda de jazz en un conocido antro de la especialidad en la zona Alto Palermo de Buenos Aires. Resulta que por una "nueva ley del Gobierno de la Ciudad" (sic) pasaron de ser bar a ser un "centro cultural" (sic2) por lo que "sólo ingresan los socios".
Me asociaron en el acto, con nombre y DNI cantado in voce.
Por último, apareció un nuevo servicio que busca encontrar el buzz de la blogósfera argentina.
Me gusta mucho.
Se llama Buzzear.
Dice Tomás:
"La verdad es que todos pueden hacer lo que más les venga al alma, y si la automaticidad del beso les place, si la rutina húmeda les resbala, si están demasiado grandes para alterar hábitos, no será por eso ni por nada parecido que nuestro país sobrelleve los (k)armas que tiene".
En fin, parece que en Argentina nos gusta lo de los besos. Cabe destacar en el mundo, los dos besos que propinan las señoritas españolas sólo es superado por los tres besos que ofrecen las lindas chicas rusas.
Aquí en Argentina, lo de los tres besos es una trampa en la que cayeron muchas desprevenidas: el tercero --por una cuestión de equilibrio metafísico cabalístico estructural- se da en la boca, para que ninguna mejilla se ponga celosa.
Y en Argentina nos gusta inventar las trampas cuando se hacen las leyes. Acabo de volver de ver una banda de jazz en un conocido antro de la especialidad en la zona Alto Palermo de Buenos Aires. Resulta que por una "nueva ley del Gobierno de la Ciudad" (sic) pasaron de ser bar a ser un "centro cultural" (sic2) por lo que "sólo ingresan los socios".
Me asociaron en el acto, con nombre y DNI cantado in voce.
Por último, apareció un nuevo servicio que busca encontrar el buzz de la blogósfera argentina.
Me gusta mucho.
Se llama Buzzear.
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