jueves, agosto 03, 2006

El primer Blogger Preso por Negarse a Revelar sus Fuentes

Un blogger de Estados Unidos llamado Josh Wolf que grabó los incidentes ocurridos en una manifestación anticapitalista y se negó a entregar el video a las autoridades amparándose en el derecho a mantener en reserva sus fuentes de información fue encarcelado el martes en California.

El muchacho de 24 años tiene un blog que se llama --curiosamente- La Revolución será Televisada. Y la entrada de hoy no la hizo él sino su madre, pidiendo ayuda y donaciones para el fondo de ayuda legal que creó como consecuencia del caso.

Está preso por algo que se llama contempt of court, que es una especie de desacato. Cuando es llamado frente a un gran jurado para testificar y se niega a hacerlo puede ir preso, que es exactamente lo que le paso a Wolf y es lo mismo que el año pasado le pasó a la periodista del New York Times Judith Miller.

El caso en sí no involucra al mayor peligro que se presenta cuando se obliga a los periodistas a revelar sus fuentes de información. Cuando ésto ocurre, lo que sucede es que muchas potenciales fuentes se silencian y a partir de ese momento --sabiendo que su identidad puede ser revelada- muchas que hablan sólo porque pueden hacerlo anónimamente decidirían mantener su boca cerrada.

En esas circunstancias, el caso Watergate, la renuncia de Richard Nixon y Garganta Profunda nunca hubieran ocurrido.

Pero si analizamos la cuestión con detenimiento vemos que el efecto de la orden de entregar al cinta es más o menos el mismo. Imaginemos que Wolf entrega la cinta. De esa cinta surge que varios manifestantes cometieron delitos y son encarcelados.

La ecuación es simple: en las próximas protestas, los manifestantes problablemente prefieran evitar ser filmados. Y así, el debate público se verá privado de un fragmento de información que lo enriquecería, perjudicándose así el sistema democrático y el acceso a la información de los ciudadanos.

Porque el video de Wolf circuló, pero como él quiso hacerlo circular. Sería lo mismo que pedir las grabaciones a un periodista que luego construye la nota con extractos de esa conversación u obligarlo a entregar el anotador que utilizó durante una entrevista con una "fuente anónima".

Esta es una prerrogativa de los periodistas, que en el trato con las fuentes muchas veces tienen que "negociar" para lograr que hablen. Uno de los principales bienes que el periodista tiene para negociar es conceder el anonimato a la fuente.

Y esto está bien que así sea, porque el sistema democrático se beneficia mucho más con la discusión amplia de ideas y la circulación sin restricciones de información que con averiguar quien tiró la piedra para romper el vidrio de un coche de la policía.

Es interesante ver que en todos los casos el efecto que los periodistas quieren evitar reclamando el derecho al secreto de las fuentes es el mismo: silenciar un tipo de discurso y perjudicar el debate público a través del "miedo", algo que los americanos llaman chilling effect.

No hay comentarios.: