viernes, septiembre 09, 2005

Dime mentiras, dulces mentiras... (parte I)

"Tell me lies, tell me sweet little lies"...

Así es el estribillo de una canción de Fleetwood Mac, de esas que tuvieron -tal vez- demasiada exposición en la década del 80 y que hoy reviven de la mano de la nostalgia que recupera los años esperanzados de nuestro retorno a la democracia...

Pero no eran pequeñas las mentiras que Stephen Glass, periodista de The New Republic, inmortalizó en 27 de las 41 notas que publicó hasta 1998 en ese semanario de Washington, considerado por muchos como uno de los medios de información más presigiosos de la 'izquierda' americana.

Stephen Glass, en 60 minutos.

La 'historia' que desató el escándalo era la siguiente: Glass -de solo 25 años- retrató como sihubiera estado allí una convención de hackers donde una empresa de tecnología le ofreció a un chico de 15 años -que violó sus sistemas- ser el nuevo jefe de seguridad informática de la compañía.

Empezaba así:

"Ian Restil, un hacker de 15 años que parece incluso una versión más adolescentede Bill Gates lanza un grito mal hurmorado. "Quiero más plata. Quiero un Miata. Quiero un viaje a Disney World. Quiero la revista numero uno de los X-Men. Quiero una suscripción de por vida a Playboy, y agregale Penthouse. ¡Mostrame el dinero! ¡Mostrame el dinero!

Enfrente de la mesa, ejecutivos de la empresa de softwere de California llamada Jukt Micronics están escuchando - y tratando delicadamente de mostrarse agradecido... "Discupeme señor, dijo uno de los trajeados al excitado adolescente. Discúlpeme, perdón por interrumpirlo... podemos arreglar más dinero para usted"...

Pero las mentiras de Glass fueron descubiertas por Adam Penenberg, periodista que en ese momento trabajaba en Forbes digital. Interesados por saber por qué una revista política les había sacado una historia como esa a ellos, que son una pulicación especializada, comenzaron a revisar los hechos de la nota. Y una simple búsqueda en Internet bastó para descubrir el engaño: la empresa que Glass mencionaba en la historia simplemente no aparecía.

Como dijo Penenberg en la nota que desenmascaró al fabulador:

"Una historia espeluzante. Pero no verdadera".

Así recordó el hecho Forbes cuando -en 2003- se desató el escándalo de Jason Blair en el New York Times:

"El decubrimiento fue una importante primicia para nuestro naciente Web site, que solo había empezado a publicar contenido on line original un año antes, en Mayo de 1997. Las notas resultantes pretendían establecer la legitimidad de lo que en ese momento se llamaba los 'nuevos medios', que muchos 'viejos medios', irónicamente, sospechaban repletos de errores".


El editor de The New Republic -en ese momento Charles Lane, quien había ascendido a ese puesto recientemente- comenzó a investigar la historia cuando Forbes llamó a la redacción de TNR para realizar un supuesto "seguimiento", una segunda nota que continúa con la historia original.

Luego de encontrar fallas en el 'reporting' (recolección de datos) de Glass, Lane continuó investigando paralelamente al trabajo de la gente de Forbes. Así surgió un sitio de Internet falso creado para aprantar la existencia de la compañía, un teléfono falso que llevaba a un voice mail, e incluso tarjetas de negocios... también falsas.

Lane llevó a Glass hasta el edificio donde supuestamente se había realizado la convención de hackers que el joven periodista retrataba en la nota.

Tras recibir detalles precisos de dónde sucedieron los hechos, Lane -quien hoy escribe en el Washington Post- confrontó a Glass y le dijo que todo lo sucedido debería estar grabado en las cintas de seguridad del edificio. Allí fue cuando Glass confesó.

Toda la historia fue retratada en la película Shattered Glass (2003).

Pero... ¿Cómo pudo ocurrir algo así en uno de los medios más prestigiosos de los EE.UU? ¿Que clase de control se ejercía? ¿Que consecuencias tuvo el hecho? ¿Que es de la vida de los principales involucrados?

Continuará...

Ver sitio oficial de TNR.
Ver sitio oficial de Adam Penenberg.
La historia en la Columbia Journalism Review.
Ver Vanity Fair.
Ver Pop Matters.
Ver Slate.
Index sobre el trabajo de Glass.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Descubrí primero la segunda entrada pero esta me gusta igualmente :) Espero que no te importe que use una de tus fotos.

Otro saludo!