jueves, noviembre 03, 2005

Nos pegan (pero no adptemos posiciones corporativas, que siempre son feas)

En Concurring Opinions hay una interseante entrada sobre un artículo publicado en Forbes que es sumamente crítico del fenómeno de los blogs. Daniel Solove no duda de calificar a la pieza de "sensacionalista".

Para ver cuan crítico es el artículo, basta ver como comienza:

"Los web logs son la preciada platanforma de una turba linchadora que predica libertad pero que vomita mentiras, difamaciones e invenciones".


Uff... cortito y al pie: da en el clavo respecto a lo que quiere decir. Como Solove, creo que los blogs no son un ámbito impune y ajeno a las normas de convivencia elemental que solemos llamar "derecho".

Pero el autor del artículo de Forbes -Daniel Lyons- da consejos (legales y no tanto) para "responder" a los ataques recibidos por vía de los blogs. Y Solove responde.

Primero

Lyons propone que el afectado busque "el muerto que todos tienen en el placard" del blogger poco elogioso y hacer públicos los secretos descubiertos mediante la conveniente remisión de la información a un blog amigo / enemigo del blogger crítico.

Solove responde y recuerda a los lectores de su blog que ese tipo de acción puede involucrar la comisión de un delito civil como invasión a la privacidad (y hasta podría ser un delito penal).

Segundo

Propone buscar texto sujeto a propiedad intelectual que el blogger haya utilizado indebidamente y amenazar al porveedor de Internet (ISP) con una demanda, lo que probablemente haría que el ISP levante el blog en cuestión.

Solove responde y dice que eso sería una demanda "frívola" -en nuestro caso, podríamos usar la temeridad y malicia- que importaría un conflicto ético para cualquier abogado. Además, entiende que esa acción configura una SLAPP, algo así como Demanda Estratégica contra la Participación Pública. Este tipo de demandas son las que entablan las corporaciones contra un crítico de menos poder con la esperanza de que los costos legales del juicio hagan callar a la molesta voz disonante. Una forma "legal" de censurar a alguien.

Y culmina con una ironía deliciosa: "La moraleja de la historia: no tomen sus consejos legales de la revista Forbes".

No hay comentarios.: