
Su teoría dice que las complejas narrativas de los videojuegos "hubieran sido consideradas demasiado complicadas para una audiencia masiva treinta años atrás ahora atraen a millones de entusiastas". Sostiene que esto puede explicar porqué el coeficiente intelectual medio de los norteamericanos ha subido en las últimas décadas.
Para Johnson:
"Los juegos no son "Hamlet" ni "El gran Gatsby". Son, más bien, como problemas
matemáticos, de lógica. Como tales, son buenos para el cerebro en un nivel
fundamental: enseñan las habilidades abstractas de la probabilidad y del
reconocimiento de patrones, así como la comprensión de relaciones causales que
pueden aplicarse a infinidad de situaciones, tanto personales como
profesionales".
"En los videojuegos, los chicos se ven forzados a pensar en las consecuencias de
sus acciones de manera sofisticada: hay estrategias exitosas en el corto plazo
que llevan a malos resultados en el largo plazo y hay estrategias no tan buenas
en el corto plazo, pero que llevan a consecuencias positivas en el futuro".
"Hay un tipo histórico, específico, de lectura que se está volviendo menos común
en nuestra sociedad, y que implica sentarse con un libro de 300 páginas y seguir
su argumento o narrativa sin mayor distracción. Y es verdad que los videojuegos
y la televisión sirven poco para entrenar nuestras mentes para algo así si no
incluye algún tipo de interactividad".
"La ley se publicó hoy en el BO y forma parte de la corriente que ve en los
videojuegos algo perjudicial".
La entrevista de La Nación fue realizada por Juana Libedinsky.
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