Cabe destacar que esta práctica es la de realizar declaraciones que se anexan a una norma del Congreso cuando el presidente ejerce su facultad constitucional de promulgarlas.
Sostiene Dellinger que los presidentes "tienen derecho a no aplicar una ley si la consideran inconstitucional" pero estima que el modo en que George Bush lo hace es peligroso porque representa un "ejecutivo unidireccional que ningunea a los estatutos" dictados por el Congreso".
Dellinger cree que un memo suyo de 1994 contiene previsiones que deberían seguirse para no convertir la práctica de signing statements en un abuso constitucional. Dice Dellinger que un presidente debe siempre "suponer que las leyes son válidas y otorgar gran deferencia al punto de vista del Congreso en cuanto a que sus actos son acordes a la Constitución". Y dice que "un presidente debe también reconocer que, mientras que la Suprema Corte no es el único árbitro de constitucionalidad, juega un rol especial en resolver esas cuestiones".
Para Dellinger, seguir estos principios "reduce el riesgo de que un presidente realice dudosos juicios de inconstitucionalidad simplemente para abstrarese de una ley que no le gusta".
Es una posición que muchos no comparten. Aquí ya señalamos lo que dijo John Dean sobre la práctica, para quien esconde un intento de promulgación parcial de leyes. Y en el Washington Post, Michael Kinsley decía que "es peligrosa la idea de que el presidente tiene derecho a gobernar según su propia interpretación de la Constitución incluso luego de que la Corte se haya expedido sobre un tema en particular. 'Esta es una receta para un ejecutivo casi dictatorial', dijo."
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