domingo, julio 23, 2006

Atención, atención: buscan modificar la ley de radio difusión

El diario La Nación ha instalado en los úlitmos días un tema sumamente importante: los proyectos de modificación de la ley de radiodifusión, una verdadera "mora de la democracia" ya que a 23 años del retorno de la misma todavía está vigente una norma dictada por la dictadura, que regula algo tan vital para la vida republicana como los medios masivos de comunicación audiovisuales.

El diario fundado por Bartolomé Mitre dice que la ley "contempla, entre otras iniciativas, la creación de la figura del ombudsman para vigilar la relación de los medios con los consumidores, la reducción de las licencias de radio y televisión en poder de una persona física o jurídica y una mayor injerencia del Estado en el control de los contenidos".

Es interesante la figura del ombudsman, que desde hace ya un tiempo venimos señalando como necesaria. Pero no creada por el Estado, para defender difusos intereses de los consumidores de noticias / ciudadanos. El editor del lector debe ser creado por la porpia empresa periodística dentro de su estructura, y debe estar sometido a principios propios del "derecho público", como la estabilidad en su empleo por un mandato determinado, absoluta independencia en relación al cuerpo editorial y espacio garantizado cada tanto en las páginas del diario. Además, debe tener facultades investigativas en la redacción y debe existir un deber moral de los periodistas de colaborar con él.

Todos estos principios admiten mejoras, y una empresa periodística puede jugar con múltiples fórmulas y combinaciones. Veamos más o menos cómo es el sistema del New York Times.

Una persona prestigiosa y con larga trayectoria en los medios es contratada por el periódico y se encuentra fuera de la de la estructura del management de la empresa y de la redacción del diario, así como de la estructura editorial. Este carácter de outsider está expresamente diseñado para que el mismo mantenga su independencia. La columna sale por lo menos dos veces al mes y en la edición de los Domingos. El ombudsman puede recibir y contestar los cuestionamientos de los lectores, así como iniciar temas de discusión, siempre referidos a cuestiones éticas y editoriales del diario. Su "mandato" dura 18 meses, tras los cuales debe "irse a casa".

En Argentina no hay ningún diario que tenga la figura. La tuvo Perfil en su primera edición, en 1998. De esa experiencia, Diario sobre Diarios presenta un excelente artículo académico de Flavia Pauwels. Hoy --en mi opinión- la labor de Nelson Castro en el diario de Fontevecchia ni siquiera se aproxima a lo que un ombudsman debería ser, normalmente Castro recibe los comentarios de los lectores, a veces los pasa y responde el periodista responsable. A veces da la razón a los lectores, pero normalmente se limita a congratularlos por alguna opinión que estima acertada. Nunca lo vi proponer temas de discusión ni realizar críticas realmente duras al diario.

Claro que si los diarios argentinos no crean la figura del ombudsman, en una de esas el Estado lo crea por ellos. En una entrevista del diario La Nación, el diputado oficialista Osvaldo Nemirovsci dice que el ombduman servirá "para defender a los consumidores y no para controlar los contenidos". Pero el bicho de la duda muerde cuando el impulsor es un Gobierno que no se caracteriza por tener una buena relación con el periodismo.

Habrá que estar atentos. Muy atentos.

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