¿Cortar una ruta es un acto amparado por la libertad de expresión? Creo que no, en la medida en que el de expresarse es un derecho que puede ejercerse perféctamente sin afectar el derecho a libre tránsito de otros miles de ciudadanos.
Sin embargo, esa es la posición de Argentina ante el Mercosur por la queja de Uruguay referida a los cortes de ruta de los ambientalistas de Gueleguaychú, que desde principios de enero interrumpieron el tránsito en el paso internacional que une a esa ciudad con la vecina de Fray Bentos.

En La Nación, Joaquín Morales Solá y Gregorio Badeni critican esa posición. Badeni resume su posición con la clásica fórmula de "no es libertad, es libertinaje" y señala que "se incurre en la conducta prevista por el artículo 194 del Código Penal". Por su parte, Joaquinito dice: " Si ya era malo que los asambleístas de Gualeguaychú manejaran la política exterior del país, mucho peor es que el Gobierno haya sentado el precedente, explicitado en un documento oficial, de que los cortes de rutas son hechos legales y legítimos en la Argentina."
Pero dicho lo obvio es necesario plantearse la siguiente pregunta: si los guelguaychuenses (?) no hubieran cortado las rutas y armado bochinche, ¿hubiesen las papeleras ocupado en la agenda pública el lugar que tuvieron en la primera mitad del año? Problablemente no.
Y cuando hablemos de libertad de expresión recordemos que la palabra dicha normalmente busca ser escuchada.
Como la batalla del siglo XXI se juega en los medios de comunicación, el recurso de cortar la ruta se volvió un medio plenamente eficaz para llamar la atención. Por eso es que hoy en día estudiantes secundarios cortan la Avenida Córdoba a las seis de la tarde para reclamar nuevas estufas en sus aulas y empleados públicos hacen lo propio con la Avenida Colón para exigir un nuevo reencuadramiento.
Si a la atención que los medios prestan este tipo de actos (¿se los puede culpar?) se les suma el miedo del Gobierno a reprimir y a hacer cumplir la ley (antes) y la legitimación oficial de un acto ilícito (ahora), es difícil pensar que quien tenga algo que reclamar no se vea inlcinado a cortar alguna calle para alcanzar más fácilmente su objetivo.
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