En esta era donde la tecnología y la Internet han pasado a formar parte indispensable de la vida diaria de muchas personas, los cuestionamientos en torno al menejo de la enorme cantidad de información que circula por la red están al orden del día.
En ese marco se ubica la polémica entre Google y C-Net a raiz de un artículo de esta última que señaló el fácil acceso que Google permite a la información personal de muchas personas. Esto en virtud de que el uso que se da a Internet por parte de proveedores de servicios importa el registro de información de los consumidores que permiten la confección de perfiles de lo mas acertados.
Por ejemplo, cada palabra buscada por Google -u otros buscadores- es registrada. Algunos servicios -como los de mail gratuitos- piden información al registrarse que es usada luego por la compañía para enmarcar los hábitos de consumo y así dar paso a la "publicidad personalizada", utopía del marketing que un medio como la Internet hace posible. Toda la información que Google recoge es utilizada para fines "loables" como mejorar los servicios de búsqueda y esa información nunca es compartida con personas ajenas a la empresa.
Pero el problema no radica en como se usa esa información, sino en su mera existencia y en el enorme poder que la posesión de la misma importa en una sociedad donde la información se convirtió en un artículo más de consumo. Así lo señaló Chris Hoffnagle, de la Electronic Privacy Information Center, quien dijo que si bien Google es estimada como un 'buen ciudadano corporativo', eso no quita el peligro de futuros comportamientos ilícitos.
Es que en Internet el hombre se expresa a si mismo. Es un ámbito al cual se accede en forma privada y no es compartido, de modo que allí se vuelcan todas las preferencias de un individuo, desde su posición politica a su orientación sexual, pasando por sus sentimientos religiosos y sus preferencias en desodorantes. El hecho de que toda esa información quede registrada debe preocupar a aquellos que son caros a la defensa de los derechos humanos y las libertades civiles en la era digital, construida con ceros y unos que muchos querrán mantener fuera del ojo público.
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